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Se cartografían las montañas submarinas porque albergan especies únicas del fondo marino

El censo de la vida marina lleva descubiertas miles de especies

Contaminación, sobrepesca y cambio climático, principales amenazas de los océanos

Publicado por
Miguel J. Tré - león
León

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Más de 1.700 científicos de cerca de un centenar de países trabajan desde el año 2000, con el apoyo de la ONU, varias Ong y organizaciones científicas, en el Censo de la Vida Marina, un ambicioso proyecto que cuenta con un presupuesto de unos mil millones de euros y que estará concluido el año 2010. Su objetivo es identificar los procesos ecológicos que influyen en la distribución, abundancia y relaciones tróficas de la fauna marina, así como las consecuencias derivadas de las grandes amenazas que sufren como la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación. Además de clasificar nuevas especies, la investigación permitirá identificar las que están amenazadas lo que ayudará a las autoridades pesqueras a poner en marcha estrategias para conservar los ecosistemas marinos. Igualmente, se pretende resolver cómo varía la biodiversidad en función de la latitud y analizar cuantitativamente la fauna marina en las zonas próximas a la costa. En estos años de trabajo, se han añadido más de 6.000 nuevas especies al Sistema de Indormación Biogeográfico Oceánico (OBIS), una base de datos global y georeferenciada, accesible en Internet. OBIS cuenta actualmente con catorce millones de registros y su objetivo es ofrecer a los interesados datos sobre especies antiguas y nuevas, así como mapas de los océanos, que puedan ser consultadas a través de la red. Descubrimientos Loscientíficos del censo de la Vida Marina han realizado importantes hallazgos como localizar especies desconocidas (pepinos de mar, calamares, esponjas carnívoras, variedades raras de peces abisales), identificar dos especies de pulpo que viven en aguas de la Antártida, un gusano excavador que supera los 20 centímetros de longitud o un nuevo tipo de pez escorpión. En el Ártico, concretamente en la cuenca de Canadá, encontraron gran cantidad de especies desconocidas, entre las que se incluye el primer pulpo censado en esa zona. También han revelado que las ballenas Baleen utilizan como área para alimentarse los arrecifes ubicados en el centro del océano y han descubierto cómo migran algunas especies. Así, tanto los atunes azules del Pacífico como las tortugas verdes son capaces de atravesar este enorme océano a lo largo de su ciclo vital, y el tiburón salmón de Alaska pasa el invierno en las cálidas aguas de Hawai. Uno de los hallazgos más destacados ha sido el descubrimiento en el Atlántico de la primera fuente hidrotermal al sur del ecuador (la temperatura del agua alcanza 350ºC), ubicada a tres kilómetros de profundidad. El análisis de las muestras recogidas en sus proximidades permitirá a los científicos descubrir qué organismos son capaces de vivir en unas condiciones extremas de presión y temperatura al verse obligadas a recurrir a bacterias para obtener la energía para su ciclo vital. El Censo ha prestado especial atención a la zona del sureste asiático castigada por los efectos del tsunami. Tras sumergirse en el lugar del epicentro pudieron constatar que, aunque tuvo un nulo o escaso efecto sobre la fauna que vive a esa profundidad (4.000 metros), en la costa de Sumatra no se encontró vida animal de ningún tipo durante las casi doce horas que duró la inmersión. Según los responsables, esta ausencia de especies no tiene precedentes aunque creen, no obstante, que pueda deberse al derrumbamiento de un acantilado durante el maremoto. También han podido constatar el impacto producido por la actividad humana en las poblaciones de aves, ballenas, focas y grandes predadores en el mar de Wadden, que se extiende por las costas de Dinamarca, Alemania y Holanda, una zona que ha pasado de estar llena de grandes animales a convertirse en una llanura de barro. Según los investigadores, el declive de la biomasa de los grandes predadores, además de amenazar a los pescadores que viven de sus capturas y al resto de la fauna marina, puede provocar una reorganización de los ecosistemas oceánicos de consecuencias globales desconocidas. Además, se ha podido confirmar que la pesca industrial reduce el 80% de la biomasa durante los 15 primeros años de explotación, y que cuando los científicos y las autoridades actúan para controlar los efectos de la captura masiva, los pesqueros han arrasado la zona.