Imputan a dos niños de 11 y 12 años por violar a la hermana de uno de ellos
Dos muchachos de 11 y 12 años fueron imputados esta semana por violar a una niña de 10 años, hermana de uno de ellos, filmar los hechos y difundir las imágenes con sus teléfonos móviles en su colegio, informaron ayer fuentes judiciales. Los hechos ocurrieron la semana pasada en una localidad de las afueras de París y trascendieron ayer en la prensa. Todo empezó cuando el muchacho de 11 años invitó a su casa a su amigo de 12 años, que acudió con su hermana, de 10 años. Miraron una película pornográfica en un DVD y, terminada la cinta, los dos chavales decidieron reproducir las escenas en la pequeña. «La niña estaba totalmente bajo la dominación psicológica de los dos muchachos y no pudo hacer nada para escapar», dijo al diario Le Parisien una fuente próxima al caso. Los muchachos filmaron las escenas, que difundieron a través de sus móviles a más de un centenar de compañeros del colegio durante varios días, hasta que el asunto llegó a los oídos de gendarmes de la prevención de la delincuencia juvenil. Familias de acogida El pasado martes, los dos chicos que fueron imputados esta semana por violar a la hermana de uno de ellos, que tan sólo tenía 10 años de edad, comparecieron ante un juez de instrucción en Versalles para su imputación y posteriormente se les entregó a familias de acogida. Al ser menores de 13 años, los jóvenes no podrán ser objeto de sanciones penales por lo que no irán a prisión. Las autoridades académicas de la zona alertaron por escrito a los padres de alumnos sobre los peligros que pueden representar para los adolescentes los vídeos, internet y los teléfonos móviles, dijo un inspector escolar ya que las conductas que toman los niños «son cada vez más peligrosas y se dan a una edad más temprana de lo que suele ser habitual». La otra fase, dirigida a los alumnos, comienza ahora, precisó el inspector en la emisora «France Info», al insistir en la necesidad de recordar, en la educación moral y cívica, «el respeto del otro». «El problema de fondo es que los alumnos ya no hacen la diferencia entre lo virtual y lo real», deploró el especialista.