Diario de León

Los defensores insisten en que no se puede decir a 33 millones de infectados que hay rendición

Los fracasos en la vacuna antisida cuestionan su pronta viabilidad

Los científicos creen que es hora de centrarse en otras áreas más rentables como la prevención

Un médico sostiene en sus manos una prueba de VIH, enfermedad que afecta a más de 120.000 jóvenes

Un médico sostiene en sus manos una prueba de VIH, enfermedad que afecta a más de 120.000 jóvenes

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Manu Mediavilla - madrid
León

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El Día Mundial de la Vacuna contra el VIH-Sida llega hoy con sentimientos científicos encontrados tras el fracaso, a finales de 2007, de los ensayos con una esperanzadora candidata a la profilaxis antisida. Siguen en camino otras 30, pero ese inesperado revés ha dejado en el aire la incómoda pregunta de si ha llegado la hora de dar esa búsqueda por imposible y concentrarse en áreas que se han demostrado sanitariamente rentables como la prevención, las pruebas de detección y los tratamientos con antirretrovirales. Y la respuesta de quienes defienden la vacuna es un rotundo no. La argumentación lleva la autorizada firma del canadiense Alan Bernstein, director de la Iniciativa Mundial para la Vacuna del VIH (siglas en inglés GHIVE), quien apela al humanismo para seguir adelante: «No intentarlo es como decir nos rendimos a los 33 millones de personas infectadas por el virus y a los 2,3 millones que lo contraen cada año». Pero también cita razones científicas, en las que no falta el sentido autocrítico, para animar a interpretar los ensayos «como parte integral del continuo de la investigación» y no como propuestas cerradas que en caso de fallo se estrellan contra un muro infranqueable. «El desarrollo de nuevos fármacos y vacunas siempre lleva tiempo y nunca es un camino recto», remacha. Amplio escepticismo También es cierto, sin embargo, que las voces escépticas y pesimistas proceden de investigadores igualmente consolidados. Así lo confirmaba hace un par de semanas una encuesta del diario británico «The Independent» a más de 35 especialistas en VIH-sida de Estados Unidos y el Reino Unido. Sólo dos se mostraban más optimistas sobre la vacuna que un año antes, y sólo cuatro lo eran más que hace un quinquenio. Casi dos tercios se declaraban convencidos de que tal profilaxis no llegará antes de diez años, y algunos ampliaban el plazo por encima de dos décadas. Incluso «una minoría sustancial admitía que quizás nunca se desarrollaría». Todo ese escepticismo tiene sus cimientos en lo que Anthony Fauci, director del Instituto Estadounidense de Alergia describe como el fracaso del «modelo animal SHIV empleado durante más de una década» para ensayar en monos las vacunas antes de su utilización en seres humanos.

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