La ley afgana veta los culebrones
Una ley aprobada por el Parlamento de Afganistán para retirar de la parrilla algunos de los culebrones indios que han causado más furor entre los televidentes afganos ha desatado una ola de controversias entre liberales y conservadores. El Parlamento afgano, con el respaldo del Consejo Islámico, dio recientemente luz verde a una ley que prohíbe la retransmisión de alguno de estos culebrones alegando que son inmorales, anti-islámicos y una amenaza para la cultura afgana. Pero, parte de la audiencia no está de acuerdo con esta decisión. Mientras sigue desde el salón de su casa junto a sus hijos la popular serie «Tulsi», que se centra en la relación entre una mujer y su suegra, el ingeniero de la aerolínea Ariana Afghan Airlines Amin Amini asegura a Efe que estos culebrones son aceptables para el público afgano. «Creo que hay muchas cosas positivos que aprender de estos dramas. También hay por supuesto diferencias culturales, pero para nosotros son aceptables», dice el ingeniero. Pero culebrones como «Tulsi» y otros que ya han pasado el filtro de la censura de la conservadora India podrían desaparecer pronto de la parrilla afgana debido a la nueva ley, que quiere impedir que se emitan escenas de parejas abrazándose o mujeres sin velo. «Esto es miserable, los clérigos no los quieren, los musulmanes no los quieren, ni siquiera el Gobierno afgano quiere que se emitan» los culebrones, exclama el clérigo Rahouf, líder religioso de una de las principales mezquitas de Kabul. «Nuestra 'fetua' (decreto religioso) es que no queremos ningún tipo de corrupción en nuestra sociedad, ya sean drogas, tabaco, alcohol o dramas indios», señala enfurecido, a la vez que tacha los culebrones indios de dramas anti-islámicos que predican la idolatría. Amini discrepa y mantiene que «nadie puede convertir a un afgano a otra religión simplemente con estos culebrones. La mayoría de la gente sólo los ve por diversión». Los televidentes están tan enganchados a estas series que a menudo salen corriendo del trabajo para llegar a casa a tiempo para ver el próximo capítulo. «A pesar de los problemas eléctricos que tenemos, vemos los culebrones», confiesa Amini, quien añade: «Nos gastamos al menos cien afganis (unos 1,4 euros) cada noche para comprar combustible para el generador y así poder verlos».