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Setenta años no dejan olvidar

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica exhumó ayer los cuerpos de cuatro paseados en la Guerra Civil cerca de Carucedo. Los familiares, por fin, encuentran alivio

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Abigail Calvo - carucedo
León

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Aunque algunos le dijeron que ayer era una día para la alegría, Aurelia Cuellas no pudo dormir la noche anterior y sus ojos estaban húmedos mientras observaba el trabajo de los arqueólogos. Por fin, después de 70 años, aquella niña de cinco años ha recuperado a su padre. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica comenzó ayer la exhumación de una fosa común, en las cercanías de Carucedo, en la que se encontraron los cadáveres de Juan Antonio Ferrero González, Pedro Cuellas Valcárcel, Patricio Hernández y el padre de Aurelia, Marcelino Cuellas Valcárcel. La carretera que une Ponferrada con Puente Domingo Flórez está, según uno de los fundadores de la asociación, Santiago Macías, sembrada de fosas comunes hasta llegar a la provincia de Orense. Los trabajos continuarán hoy. Fue el 9 de agosto de 1938 cuando salieron de los calabozos de Bembibre tres vecinos de Cobrana, junto con otro de Congosto, para ser trasladados a la cárcel de Ponferrada. Al día siguiente, un vehículo escoltado por la Guardia Civil trasladó a los cuatro hombres a las afueras de Carucedo. Nunca más volvieron. Fueron los vecinos del pueblo los que enterraron a los cuerpos de los paseados, que todavía llevaban consigo la documentación. Así, el boca a boca y los comentarios llegaron a oídos de los familiares, que 70 años después, han conseguido recuperar sus cuerpos. Raúl Astorgano, nieto de Juan Antonio Ferrero, y su mujer estaban también ayer en Carucedo. La madre de Raúl, ya fallecida, siempre pensó que la carretera Nacional 536 había sepultado para siempre a su padre. Hoy, su hijo ha conseguido recuperar el cadáver de su abuelo después de investigar e investigar e, incluso, llamar al único tío que aún vive, pero que reside en Argentina, para conocer todos los posibles detalles que conservara en su memoria. Las familias de los cuatro paseados siempre se han mantenido en contacto. Siempre han sabido el lugar donde sus padres o sus abuelos permanecían enterrados. Poco a poco, atando cabos, hablando con vecinos de Carucedo, con los miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, las cuatro familias han conseguido localizarlos, y lo que es más importante, «recuperarlos». Aurelia comentó ayer, con los ojos llenos de lágrimas, que ya tiene preparado el panteón para enterrar dignamente a su padre. El tiempo ha conseguido devolverle la figura del hombre que la Guerra Civil le arrebató cuando tan sólo era una niña.

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