CORNADA DE LOBO
Furaco... a quilar
ALCAHUETEA esa unión la fundación Oso Pardo. Apadrina la universidad de León. Pone las osas Asturias. Cantabria cede el oso verraco . Y la cama la pone Proaza, sitio asturiano con cercao en la «senda del oso». Paca y Tola se llaman las osas, huérfanas de madre fusilada, asiladas en Cataluña un tiempo; después, en Cuenca; y ahora, en esa osera proazeña que les hicieron con mucho turisteo fisgándolas en sus meneos y en sus celos por aflorar (lo de Paca suena a «la Collares» y Tola a tolondra o general tolete que mola en callejero fané). El oso se llama Furaco, que tampoco es nombre para un paisano, pues quiere decir hura, fura, agujero (Badajo, Manubrio, Cimborrio o Don Pijote de la Cancha le hubieran caído mejor al pelo y a su función). Sostiene Revilla -que será cántabro en su gobierno, sillón y fuero, pero leonés en casa por narices y por consorte- que su oso de Cabárceno es todo un furias y un fechas echando cuetes... y que, si esas ositas que le parecen de peluche no quedan preñadas, no será porque a su semental cantabrón se le engatille el disparador, sino porque le estarán dando en esas asturianías alguna fabada artillera cuya grasorra o pedorreo inhiben el furor amoroso o contaminan el perfume de la conquista, cuando lo propio de ese oso cuadradote son los sobaos pasiegos y las anchoas santoñeras, tal y como le tienen acostumbrado con dieta cántabra de lujo. Revilla es un cachondo genial que rompe la pana, pesca votos con cebo vivo y anima con su naturalidad jocosa y su lógica peatona el aburridísimo ceremonio de los políticos provincianos. Es todo un viajante ese presidente, gente de grada, calle y pasión. Y listo como el hambre negra en una cuaresma blanca, aunque estoy por apostarle a que su Furaco podrá tener un «con qué», pero no pillará un «por dónde» o le vencerán plazos cuando tenga que quilar, que es como los finos de barrio llamamos al joder, al fornicio sin vicio. No tengo base alguna para pensarlo ni habrá sin duda razones biológicas que lo impidan. Es sólo presentimiento. Se me barrunta que ese tal Furaco remoloneará su cometido enfriando ímpetus y celo, pues es un oso que vive del Estao autónomo y su presupuesto, está en comisión de servicios y estirará en lo posible el cuento. En el fondo y en la regla es ya todo un funcionario.