«El silencio y el miedo han matado a más gente que el propio virus»
La normalización del VIH-sida en España, cuando su retrato se dibuja ya en clave de muchos años con calidad de vida, sigue dejando como triste telón de fondo lo que María José Fuster llama «el contrapeso de la parte social, en la que todavía hay retraso» y a la que reclama «actitudes más tolerantes y solidarias». Ella misma lo decía en el libro «25 historias, 25 vidas. 25 testimonios de personas que conviven con el VIH» al identificar visibilidad con libertad -la de «haberse liberado del yugo que supone interiorizar toda la respuesta negativa de la sociedad»- y con solidaridad, «porque la normalización del VIH pasa por esto... Si seguimos comportándonos como culpables porque nos escondemos, porque interiorizamos los mensajes negativos, alimentamos el estigma. Es un círculo vicioso». «El silencio y el miedo han matado a más gente que el propio virus», advertía otro testimonio recogido en esa obra. Y un tercero alertaba de la gran asignatura pendiente: «Los seropositivos hemos cambiado; la sociedad, no tanto».