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CRÉMER CONTRA CRÉMER

Un motivo de alegría

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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NO ESTAMOS, por desgracia en tiempos de alborozo, sino todo lo contrario: Nuestra hora es triste y tiene una música necrofílica. Se dice que el mundo estrena en este tiempo todos los argumentos nefastos para sentirse uno condenado. ¿A qué? Me pregunta la vecina. A seguir viviendo entre dolores, tristezas, infortunios. Sólo muy de vez en cuando nos llega el alborozo de una brisa perfumada. Y es entonces cuando percibimos que algo está cambiando y que no es prudente dejarse ganar por la tristeza (buenos días, tristeza), porque siempre que llovió escampó y los dioses no mueren. García Lorca, dejó escrito para alertamiento y gozo de los sufridores, aquellas alentadoras palabras, parte de un poema universal, que exclamaba cuando escuchaba el sonido de la buena nueva: «Alegría, alegría, de los vientres redondos bajo la camisa». Y así que recogíamos los ecos afortunados de esta ley del corazón, nos sentíamos como liberados. Y así como el rey en apuros, reclamaba para salvarse un caballo por su reino, nosotros, siempre al filo del infortunio, nos permitimos en este tiempo en el que nos disponemos a poner en marcha los últimos recursos, ofrecer nuestro reino particular por un corcel que hacia la salvación nos lleve. Y es que hoy, día 30 de abril, con el cielo despejado y un temblor de curiosa emoción XXXX en las sienes, hoy, no tenemos motivos para dejarnos ganar por la suerte contraria. Nos informan que en alguna parte de Europa un señor o lo que fuere, raptó a su propia hija, la encerró en un pozo negro y durante veinte y pico de años la retuvo, violándola. De este contacto criminal nacieron siete hijos. Y el mundo se llenó de perversión. También nos enteramos de que nuestra gente de mar, ha sido retenida por bandidos del viento y que para conseguir su liberación fue necesario pagar un rescate de más de un millón de euros. Desde alguno de nuestros organismos tradicionales se reclama de los poderes superiores ayudas para lograr la integración de inmigrantes fugitivos en los esquemas generosos de la sociedad española. Y muchos de los peregrinos del hambre que hacen escala en las costas de España, dedican los cuidados de que son objeto, para estafar, robar y matar¿ Sin embargo, y pese a las dificultades que se manifiestan para que el ser humano se comporte y viva como una persona con derecho a vivir con dignidad estamos, estoy contento, alegre y casi feliz. Y durante días y días he dedicado mi tiempo a descubrir el motivo de esta música celestial que parece acoger nuestros quebrantos con notas de esperanza. Nunca llovió que no escampara, parece explicarme el viento y hago esfuerzos porque este estado de efectiva felicidad sea permanente y podamos conseguir que todos los males que nos venían amenazando se disuelvan bajo los efectos de la noticia feliz que nos alegra el alma. Y pregunto. Llamo todas las puertas y obtengo esta respuesta definitiva: «Se trata, compañero, de que, al fin, los precios han sido rectificados a favor y los índices, de no sé qué, han bajado unas décimas. Seguimos viviendo mal, pero menos¿».