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PREGUNTAN si el fútbol es lo único que puede unir a españoles ahora que batallamos en la extranjería ahormados todos en una camiseta roja. ¿Unir?... Parecerá, hermanos en la fe de la grada, pero futboleramente vivimos en una confederación de taifas, entre aspirantes a selección autonómica y junto a la nutrida y consabida peña del «cagüen tal, yo voy con Portugal». Con la selección y contra extranjeros, quizá gritemos juntos, pero echando reojos al vecino y sopesando quién será más extranjero de los dos. El fútbol es disputa... y entre dis putas anda el juego. Los españoles, como todos, nos metemos en futbolerías más que nada para cavar abismos o alargar distancias: del Barsa o del Madrid, del Betis manque gane o del Sevilla hasta la muerte... Qué manía. Quizás estos días nos una el grito, pero la unión de grada se extingue al ser engullidos por los vomitorios del estadio o por el sofá volviendo a nuestras maquinaciones cotidianas. Mientras ruede la pelota (y haya goles) representamos la ruidosa ceremonia de la unión, una exaltación de la amistad por cada litro de cerveza y un abrazote berrado y nupcial que hace recordar al tipo que le preguntaron «oye, que me enteré que te has casado, ¿y qué... qué tal el matrimonio?», y replicó el tipo «pues ya ves, al principio muy bien, ¿no?, pero cuando empiezas a salir de la iglesia...». Las iglesias de hoy son los polideportivos y estadios. Algunos incluso lo llaman catedral (sólo podía ser de Bilbao). Pero cuando salgamos de la basílica nacional que pueda construirse en este europeo , cada mochuelo volverá a sus colores, a su bandera y a sacar entradas para uno de los dos polos, fondo norte o fondo sur. Y a berrar contra . Y si doña Bibiana Sehaido de picas pardas para poner una en el Flandes de la Academia, háblese desde ahora en cristiana y llámese futbola , no fútbol, pues en inglés la ball del football es bola... o dígase pelota, pero jamás balón, por lo mismo que a Michel, cuando le tocó a Valderrama el miembro reservado sólo a su santa miembra, se le llamó tocapelotas y no tocabalones... Disfrutad, en fin, de lo que reste de deporte en este negocio, de la belleza geométrica del toque (lo del tikitaka es chorra a chorro). Y no olvidéis que en el fútbol gana y manda el único principio que rige toda política: «Tuya-mía, tuya-mía, cabecina y gol».

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