Nuevas claves para leer a José María Merino

LA CIENCIA FICCIÓN española, en la cual destacan las obras de Rafael Martín, Juan Miguel Aguilera, Leon Arsenal y Elia Barceló, presenta demasiadas deudas del cine de género. Por eso llevo tiempo pensando que la emergente ciencia ficción española está necesitada de un impulso con afán renovador. En este sentido, acaso como respuesta a mis oraciones, acaba de publicarse La Puertas de lo Posible (José María Merino, Ed. Páginas de Espuma), y la verdad es que no me ha sorprendido la incursión del autor leonés en este género pues a sus lectores ya nos lo venía avisando -así en La novela de Andrés Choz hay un homenaje intertextual a la ciencia ficción, y otro parecido en El Heredero-. Sí, no me ha sorprendido que José María Merino escriba ciencia ficción; lo que me ha sorprendido es este libro. Leyendo con lápiz y marcador ciencia ficción he llegado a la conclusión de que se puede especular narrativamente sobre el futuro de una forma conceptual próxima a la teología -Olaf Stapledon-, a través del ingenio alocado y envolvente -Philip K. Dick-, hay quien lo hace dando la vuelta al tiempo para hacer Historia del Futuro -Robert A. Heinlein- y no faltan quienes emulan a la épica -Arthur C. Clarke-, a la cosmología metafísica -Stanislav Lem- o incluso al wester -Fredric Brown-¿ Pero nuestro autor mete todo eso en una coctelera y prepara un jarabe alucinógeno: un libro de cuentos no exento de homenajes que reivindica la ciencia ficción como espacio anexo a las vanguardias -véase el prólogo y la cita inicial-. Entre los guiños a los clásicos del genero que aparecen aquí destacaremos la referencia a «las leyes de la robótica» de Isaac Asimov -la encontramos en el cuento Ese Efe Can-, el homenaje a H. G. Wells y su Isla del Dr Moreau -en el cuento De Ratones y Princesas-, también el guiño al cómic pulp -en Acuático-, el trasunto religioso del cuento titulado La Conversión que tiene algo de la obra maestra El Hacedor de Estrellas de Stapledom, Terranoe que participa de la ciencia ficción ecologista de Ursula K. Legin, vemos también en El Mejor Terro un homenaje al Yo, Robot de Isaac Asimov, y por ahí todo seguido... Son pinceladas que dan empaque y cimiento a esta obra verdaderamente innovadora. Pero, ¿cuál es exactamente la aportación de este libro al panorama de la ciencia ficción española? Pues José María Merino, mediante estos cuentos de esmerado lenguaje en los que la descripción es tan importante como el argumento, anticipa el futuro pero no acercándose a la historia, la teología, la épica o la cosmología, sino fundamentalmente a través de la descripción: lo sobresaliente de este libro es pues el mundo detallista que Merino presenta a base de una especulación sólida y coherente para acabar trazando en conjunto una minuciosa panorámica de un futuro distópico. Pero Las puertas de lo posible no sólo gustará a los aficionados a la ciencia ficción; también a los lectores de cuentos fantásticos en general, y principalmente a los de Merino pues en estas páginas encontramos nuevas y determinantes claves para entender toda la obra breve del autor. Y es que si tradicionalmente los cuentos de JMM, siempre salpicados de impregnaciones fantásticas, se entendían como un subrayado de la realidad capaz de potenciar el realismo y ampliarlo, ahora, tras leer este libro, uno relee toda esa obra cuentística en clave social. Así esas impregnaciones fantásticas -nos lo enseña su ciencia ficción- más que subrayar la realidad la denuncian, y nos dicen indirectamente que el mundo puede ser de otra forma, que el ser humano puede ser de otra forma, que las cosas no van bien... Visto de este modo los cuentos de Merino denuncian al hombre de hoy y declaran el fracaso de la sociedad estrictamente cartesiana... Sí, hay algo ético al fondo del ingenio. Ya lo dijo Ray Bradbury: «No estamos prediciendo el futuro, estamos intentando prevenirlo». He aquí un libro lúcido que describe el futuro y denuncia así el presente. Se lo recomiendo.