Diario de León

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REMITE la hemorragia de tinta, los adjetivos en globo y el paroxismo nacionalero en camiseta roja y grito azul. Al fin. La patria, está visto, puede ser un balón. Sólo así parece patria redonda; después, torna a picuda. Un gol viudo es la distancia exacta entre la gloria y el infierno. Uy... por qué poco... El derrotismo aburre y deprime, pero la euforia aturde y fatiga... Qué marea, qué marabunta, qué resacón... Garçon, agua con hielo, s'il vous plait. En estas, cambio de dial. Suena una radio nacional con entrañables canciones de ruralidad muerta, profunda. Una paisana de algún teruel o pénjamo canta arrastrando sonsonetes de jota: « La Virgen de los Peligros está encimica del puente »... ¿Virgen de los Peligros?... ¿Y por qué pondrían a esa virgen tan rara encima de un puente?... Para librarles de la riadas, seguro, o... si no alcanzaba a contenerlas con su poder celestial, ¿para que fuera arrastrada por ellas y se la llevara a otro pueblo aguas abajo?... Coñó, es la mala leche del adorador total, del fanático furibundo; y es lo que tienen estas tierras tan devotas: si el santo paseado en rogativa no trae la lluvia, se le tira al pilón; y que pille allí la pulmonía merecida o pierda la corona y el policromado empezando por la purpurina... Por lo mismo, Luis Aragonés no estaría ahora en el cielo de las torres de Colón o a la derecha de Agustina de Aragón, sino en el pilón de la Cibeles braceando entre vituperios, portadas del Marca hechas paredón y salivazos de la misma turba que estos días le ha subido a la carroza de los adjetivos tras un domingo de resurrección en Viena y un Lunes de Ramos en los Madriles. Un pueblo tan voluble asusta. Alguno hasta podría poner a su hijo de nombre « Cerouno », lo mismo que aquel boliviano bautizó al suyo « Doscero » tras una victoria épica ante la odiada selección ecuatoriana. Puta pasión; y puta barrena, pues también cabría ese nombre en inglés, ZeroOne (Urkullu lo pondría en ruso). En inglés mola y es más moda. El autocar-borriquilla que llevaba a la selección ese Lunes de Ramos estampaba en flancos y culera un lema, « imposible is nothing » (toma del frasco). Y en el centro del fregado y la celebración se escuchó el himno « we are the champions » (champiñones somos, retacos) y nunca el de España. En realidad, la eurocopa la ganó una selección inglesa.

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