Diario de León

Creado:

Actualizado:

UNOS trescientos obispos de África, Asia y Australia (asegura un titular de prensa) consuman un cisma de hecho. La Iglesia se rompe. Tranquila la compañía y estas feligresías: se trata de la iglesia Anglicana... Pues qué bien; que ardan en su abismo y en los infiernos, dice un cura montañés, tridentino y de orujillo, que guarda en la cómoda de su sacristía la gorra roja de requeté azul que heredó de su tío, arcediano negrín y trabucaire. La iglesia anglicana nació acostada en la cama de un rey, Enrique VIII el desbraguetado, que por quilar a troche sin pecado y por llevar la violencia de género hasta el hacha de la decapitación inventó su propia confesión y un cielo que no fuera de Roma (aprovechó que el Pisuerga luterano pasaba por Londres). Lo curioso es que ahora que toca romperse a esa iglesia, lo hace también en una cama... puesta junto a un altar (quien con dioses nudos se acuesta... se levanta ¿cómo?... y verdad también es que «carallo tieso no cree en Dios»). La homosexualidad (bendecida o condenada) es el asunto que divide irreconciliablemente a sus jerarquías (anglicanas en England, episcopalianas en américas y esos mundos). Después del escándalo de ver consagrado obispo de New Hamshire a un cura que predicaba la bondad moral de la homosexualidad ostentando su condición gay practicante, sólo les faltaba ver a los rudos tradicionalistas anglicanos de áfricas míseras o asias místicas cómo hace quince días, en Londres, se casaban por la iglesia dos curas anglicanos poniendo a Dios por testigo en el testero (y en el cabecero del lecho), así que esos trescientos obispos airados anuncian que no asumirán la autoridad de Canterbury ni de la iglesia americana; que no se apean de las Escrituras. Cisma habemus... ¿Y por aquí?... Entre gobierno y obispos asoma nueva esquina. La ministra de Defensa (de la Guerra se llamó su ministerio) no entiende que la Iglesia católica se cuele institucionalmente en el ejército de un estado aconfesional manteniendo la arcaica y poco constitucional figura del « arzobispo de Sión y vicario general castrense », cargo ya con nuevo nombre, el del obispo Jerez, Juan del Río, monseñor. Acostar a Dios en los cuarteles no parece matrimonio muy cristiano. Así lo cree el Gobierno, pero a este asunto con sotana no se le tocará ni el roquete ni el hisopo.

tracking