A LA ÚLTIMA
Una nueva era
SE CELEBRA UNA exposición dedicada a la mujer en las Fuerzas Armadas. Ya era hora, porque hace veinte años que la primera mujer vistió de caqui (es un decir, porque si el hecho se produjo en el Ejército del Aire o en la Armada, el color era otro). En este tiempo se ha po dido comprobar que la sociedad española ha aceptado con toda naturalidad la nueva era desde el primer momento. Es muy posible que en la vida cotidiana de las FAS hayan surgido no pocos problemas, sobre todo de naturaleza práctica, como las duchas o cosas así, pero es claro que las dificultades que podríamos llamar de ordinaria administración se han superado sin mayores dificultades. También es posible que se hayan producido desagradables episodios indeseados de machismo, pero estoy por pensar que han sido casos raros. En conjunto, la incorporación de las mujeres al mundo militar ha sido un proceso tranquilo y, al menos por lo que dicen los mandos, fructífero. Hasta que ha llegado la culminación, con la designación de una mujer como ministra de Defensa, aun antes de q ue la primera congénere haya alcanzado el generalato. La nueva era ya empieza a estar verdaderamente madura. Pero faltaba algo, además de generalas o almirantas, para que podamos consi-derar que el proceso ha concluido: quedaba por resolver la cuestión del atuendo. Pero aquí está la ministra, que se ha dado cuenta antes que nadie de la necesidad de repescar los sabios estudios antropométricos del Ministerio de Sanidad (ya recuerdan: el modelo campana, el modelo diábolo y el modelo cilindro) para que la vestimenta de las militaras sea como tiene que ser. En el programa El gato al agua se mencionó esta historia, y empezaron a llover SMS de comunicantes: uno decía llevar veinte años de brigada porque los ascensos, según decía, están congelados; otro afirmaba estar desde hace varios meses en Burgos esperando un destino y cobrando por no hacer nada; «una vergüenza», remataba. Era un rosario de quejas, que al menos en apariencia reflejaban un cierto estado de cabreo en el mundo de la profesión militar. Y yo pensaba que el mundo está lleno de gente que se queja por quejarse. Porque todo tiene su momento, y lo del cilindro, el diábolo y la campana, ¿acaso no es prioritario y, sin embargo, llevaba años y años esperando solución? Es que hay que ver cómo es la derecha.