Diario de León

Se trata de una fuente limpia y renovable para producir energía eléctrica y calorífica

Castilla y León puede generar cada año 400.000 toneladas de biomasa

Además, disminuye nuestra dependencia energética exterior y permite crear empleo

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Miguel J. Tré león
León

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La creciente demanda de energía en España supone una oportunidad para Castilla y León al contar con importantes recursos naturales, ya que un 20% del territorio está considerado como forestal. Según los expertos, de los bosques de la Comunidad dependería el 27% de la producción energética total a partir de restos forestales, es decir, más de 120.000 toneladas equivalentes de petróleo, lo que supondría, en el horizonte del año 2010, actuar y mejorar sobre más de 30.000 hectáreas de bosque al año y extraer cerca de 400.000 toneladas de biomasa. La explotación de este recurso renovable como fuente de calor y electricidad, además de contribuir a la diversificación energética, ayuda a mejorar las masas forestales, ya que se retiran los peores árboles y se liberan los más idóneos para formar los bosques del futuro, lo que tendrá un efecto positivo sobre la biodiversidad. Con la activación de los trabajos selvícolas se generan empleos, se contribuye a mantener y diversificar el sector agrícola, impulsando el desarrollo rural y, además, es una materia prima que sirve de base a la industria del tablero de la Comunidad, la segunda más importante de España, por detrás de Galicia. Potenciar su uso A nivel nacional, y según afirman los expertos, hay 35 millones de toneladas de materia seca procedente de los montes que, de aprovecharse, evitarían el uso de 15,5 millones de toneladas equivalentes de petróleo y una reducción de 5 millones de toneladas de CO2 al año. Por su parte, desde la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España, se incide en el casi nulo aprovechamiento energético de la biomasa, en especial la forestal primaria (restos de podas, cortas, desbroces, leñas). En este sentido, en un informe de la citada confederación se asegura que sólo la materia prima procedente de algunos bosques gallegos (pinos de repoblación y eucaliptos) podría abastecer una planta termoeléctrica de 85 megavatios, «y sin embargo, no existe ninguna que la aproveche, lo que hace cada vez más necesario un plan de acción para la biomasa». La Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa defiende la necesidad de impulsar iniciativas que pongan en contacto a los todos los implicados en el aprovechamiento energético de este recurso (propietarios y gestores forestales, empresas, productores y distribuidores de energía o instituciones públicas) para que juntos empujen en la misma dirección y que la producción bioenergética sea una realidad que comience en el monte y llegue a las viviendas o los vehículos después de pasar por plantas de transformación que conviertan la biomasa en biodiésel, bioalcohol, gas combustible, astillas y pellets. Para potenciar el uso de la biomasa y cumplir con las exigencias comunitarias, que fijan para el año 2010 que las energías renovables alcancen una penetración mínima del 12%, España cuenta con el Plan de Fomento de Energías Renovables (PER), cuyo objetivo es que en ese horizonte la potencia instalada sea cercana a los 2.000 megavatios. De ser así, se ahorrarían millones de euros en la compra de petróleo y reducirían las emisiones de CO2porque, según se indica desde el IDAE, una central de biomasa de 5 megavatios es capaz de suministrar electricidad a más de 11.000 hogares y evitar la emisión de 14.000 toneladas de dióxido de carbono al año. El PER reconoce, no obstante, que los residuos forestales tienen una humedad elevada (que haría necesario un tratamiento de secado) y, en ocasiones, las dificultades (la pendiente del terreno) para llevarlos hasta las plantas energéticas, encarecerían la energía producida. Por eso, los expertos apuestan por los cultivos energéticos o la biomasa agroindustrial que garantizan producciones homogéneas por hectárea, superiores a las procedentes de los trabajos selvícolas.

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