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Publicado por
AGUSTÍN JIMÉNEZ
León

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«ESTO va a purgar lo podrido del sistema. El coste de la vida va a bajar. La gente va trabajar más duro, a vivir una vida más mora». No lo ha dicho Solbes. El diario suizo Le Temps ha desempolvado unas declaraciones de Andrew Mellon, secretario de Estado norteamericano en 1929, otro año de crisis. Si hemos entendido bien, una fantasía tomada en serio ha hecho real un desastre. Unos bancos de renombre, principalmente norteamericanos, se liaron a dar créditos sin provisión a cambio de pago de hipotecas. Compañías como Lehman Brothers, Merril Lynch o AIG se prestaron a asegurar con la nada el riesgo improbable. Una industria de servicios raros acaparó e hinchó la actividad económica. Los beneficios de los servicios financieros (10% a principios de los 80) eran del 40% el año pasado. Los inversores se forraron. Cuando ha quedado claro que el dinero no existía, las aseguradoras se escamotean o son nacionalizadas (2000 dólares costará la broma per capita norteamericana). La gente sigue pagando hipotecas por casas que no tiene. Los inversores siguen forrados. En el 29 se tiraron por la ventana. Aparte de Rajoy, nadie había previsto la hecatombe. Aparte de Zapatero, nadie es responsable de ella. Obama habla poco, McCain larga tonterías contradictorias. La pintoresca fauna bolsera sube y baja a lo loco. Sin créditos, el consumo se hunde (21% menos de coches vendidos en España) y el desempleo engorda, empezando por Estados Unidos. El enorme endeudamiento de este país, causado sobre todo por la guerra de Irak (apoyada a muerte por la clarividente panda de Rajoy) no facilita las cosas. En los próximos meses, todo dependerá de la tensión económica que puedan absorber potencias mundiales primerizas, China para empezar. Sistemas con pies de arcilla como España se han tambaleado. Pero aquí vienen a cuento las palabras de Andrew Mellon. Sobre los pies de arcilla, los dos partidos que nos azotan - PP y PSOE, PSOE y PP- construyeron urbanizaciones sucias y corruptas con un ejército de afiliados chorizos que cobraban comisiones. Hasta hace dos meses, éramos un país puntero, la envidia del patio, a la sombra de dos chalets inmensos y pareados ocupados por los dos partidos de nuestras desdichas. Aunque evidentemente la culpa es toda de Zapatero.