Para el año 2009 subimos las pensiones

A MEDIDA que se suceden los episodios nacionales, se pierde confianza. Gobernar con la esperanza de que nuestras dificultades personales serán al fin vencidas en Rodiezmo, es como cuando en León y sus alfoces todos los males les encomendábamos a la Virgen del Camino, Madre nuestra y curadora de todas nuestras dificultades. De modo que la Virgen tutelar y las músicas municipales servían adecuadamente para mantener el espíritu de confianza que el ser humano necesita para supervivir, o sea para no perecer en la demanda. Eran aquellos tiempos clásicos de nuestros abuelitos, pasada la influencia de la generación del noventa y ocho y prestos a depositar otra vez nuestra fe en los santos. El laicismo, proclamado como consecuencia de la influencia de la democracia, impuso tal cambio en la estructura política del país que ya no le conoce ni la madre que le parió (que diría el infatigable señor Guerra). Y convencidos de que nuestros males, nuestra economía, nuestra crisis tienen remedio y a su debido tiempo serán dominados los obstáculos que todavía se oponen al feliz crecimiento de una nación saturada de emigrantes nuevos en esta plaza, nos entregamos a la devoción de las campas políticas o foros rurales de partido, para rogar con lágrimas en los ojos, la protección debida. Y fiel a una tradición reciente, el señor presidente del Gobierno de la Ínsula Barataria, que es España, se reúne en el poblado mixto (entre Asturias y León) con no menos de treinta mil adictos para proclamar su fe, su esperanza y su caridad. La crisis es con nosotros, y ante sus estragos, los seres humanos, que carecen de medios y de modos de ganarse la vida, acuden a la cita y declaran, urbi et orbi, que antes de que pasen los cinco años de Lorca, o sea para el año feliz del 2009, si no todos los infortunios sí al menos el de la ignorancia, serán superados y los indigentes del país, o sea los portadores de pensiones mínimas serán asombrados y beneficiados con una subida de cuantía de sus pensiones de no menos del 6 por 100 en las pensiones mínimas. Y así que los ecos del beneficio llegó a los verdaderamente interesados y necesitados, se produjo un cierto estado sentimental y económico que partía el alma. Millones de señores y señoras pensionistas que no consiguieron alcanzar ni cargo ni enchufe para paliar el actual estado de cuentas, se echaron a llorar, resistiéndose a creer en el milagro de la generosa decisión de un gobierno que no sabe ya cómo salir de apuros. Resulta obvio adelantar que la promesa del señor presidente del Gobierno nos conmovió, porque estábamos ya a punto de rompernos a fuerza de desengaños, y corrimos a Rodiezmo, a Villalar, a la Virgen del Camino, a San Isidro Etimológico y a la ermita del subpatrón del poblado, rindiendo gratitudes efectivas ante esta demostración de superación del discurso político, que no implica ningún compromiso, y esta reunión de Rodiezmo, que nos permite elevar el corazón al Jefe y gritar a la entrada del poblado: «¡Viva Pérez de Guzmán!»