La novena Semana Ibérica de Caza y Pesca reunió a miles de profesionales y aficionados
Fuentes Carrionas, Riaño, Ancares y Mampodre albergan 3.500 rebecos
Este recurso cinegético proporciona a los municipios más de 270.000 euros
La caza y la pesca son dos actividades muy importantes para Castilla y León, tanto desde el punto de vista social como económico. Se expiden cerca de 350.000 licencias (200.000 de pesca y más de 140.000 de caza) y se generan anualmente unos ingresos de 150 millones de euros procedentes, además de las licencias, de los sorteos de caza, personas que acompañan a los cazadores, venta de artículos y accesorios, así como el ocio asociado a ambas prácticas (pernoctaciones). Así lo ha afirmado la consejera de Medio Ambiente, María Jesús Ruiz, durante la inauguración de la novena edición de la Semana Ibérica de Caza y Pesca, celebrada en Valladolid, añadiendo, además, que su Departamento «ha invertido 4,5 millones de euros en la gestión de los terrenos cinegéticos que gestiona la Consejería de Medio Ambiente, 582.000 hectáreas, para consolidar las diez reservas regionales de caza, así como para reorganizar y potenciar los cuatro cotos y las ocho zonas de caza controlada». Especie cinegética En esta edición, el espacio de la Junta ocupó una extensión de 136 metros cuadrados y ha tenido como protagonista al rebeco, una de las especies cinegéticas más importantes de la Comunidad. La población en Castilla y León es de unos 3.500 ejemplares, repartidos entre las reservas regionales de caza de Riaño, Mampodre y Ancares (León) y Fuentes Carrionas (Palencia). También se localizan en el resto de la Cordillera Cantábrica y en Pirineos (Cataluña y Navarra). El rebeco tiene alto valor ecológico y fue su conservación la que propició que a principios del siglo XX se crearan los primeros espacios protegidos para su conservación, concretamente el Coto Real de Picos de Europa y el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. Este recurso cinegético también proporciona importantes beneficios para los municipios titulares de las reservas; sólo en la temporada 2007-2008 generaron 270.000 euros. La consejera añadió que, «durante el año pasado, más del 50% de los trofeos más importantes que concedió la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza correspondían a estas reservas». Explicó, además, que el rebeco tiene la amenaza de la sarna, detectada por primera vez en 1993 en Asturias, propagándose rápidamente a nuestras reservas, lo que llevó a poner en marcha en 1994 un programa de vigilancia, muestreo y análisis y a instalar un laboratorio de control en Puebla de Lillo (León), donde se realizan las inspecciones y manejos de los rebecos que puedan presentar problemas y evitar que lleguen a contaminar al resto de ejemplares. Desde entonces, la incidencia de la sarna ha sido desigual, con un rebrote importante en el año 2004. La Consejería de Medio Ambiente trabaja en el control de los ejemplares, especialmente en el límite con Asturias, y si se detecta algún animal enfermo se procede a su eliminación por incineración. También se eliminan los rebecos débiles con predisposición a contraer la enfermedad, se realizan mejoras en el medio y se aporta alimentación suplementaria para evitar desnutriciones. En este sentido, la consejera reclamó un mayor control de la enfermedad a los responsables del Parque Nacional de Picos de Europa asegurando que, «el control cinegético es uno de los elementos que permite mejorar la gestión de la especie y, si no existe, se propagará la sarna». Además de destacar en la Semana Ibérica de Caza y Pesca la presencia del rebeco, María Jesús Ruiz indicó que la Consejería, «apoya a un sector que genera ingresos importantes en el medio rural, que tiene una gran capacidad de desarrollo y en el que participa un amplio colectivo de ciudadanos, tanto de dentro como de fuera de la Comunidad. Como dato, el 40% de las licencias de caza pertenecen a cazadores de otras comunidades». Adelantó, por último, que el citado Departamento apuesta por la caza y la pesca y, en la actualidad, se trabaja en la ampliación de terrenos cinegéticos, especialmente de caza menor, para que sea un refuerzo a las actividades que se desarrollan en la naturaleza.