Un sensor permite conocer si una vaca está o no en celo analizando su leche
Según ha dado a conocer el Servicio de Información y Noticias Científicas, un equipo de científicos de la Universidad Complutense de Madrid ha desarrollado un biosensor electroquímico a partir de nanopartículas de oro capaces de detectar si una vaca está o no en celo a partir de su leche. En concreto, los investigadores han fabricado un inmunosensor para la detección de progesterona directamente en la leche de vaca, de manera que puede percibir ligeras variaciones en la concentración de esta hormona relacionada con los períodos de fertilidad de las vacas. El uso de esta técnica, en lugar de la monta natural en los rebaños, es una de las innovaciones más útiles para aumentar la eficacia reproductiva. Los expertos aseguran que facilita la rutina de trabajo y consigue, por un lado, la mejora genética de la especie, ya que favorece el uso de esperma de alta calidad de cualquier parte del mundo y, por otro, permite una optimización de los resultados a nivel económico, porque, por ejemplo, con el semen de un único toro es posible inseminar a un gran número de vacas. En la actualidad, uno de los problemas con los que cuentan los ganaderos es detectar cuál es el momento óptimo de celo de los animales para llevar a cabo la inseminación. En este sentido, cambios en su comportamiento como el aumento en la actividad, en los mugidos, la menor producción de leche o cambios en el aspecto externo del aparato genital sirven como señales de la llegada del celo en las vacas, lo que obliga a la vigilancia permanente para detectar la situación. El período de celo de la vaca o ciclo estral dura veintiún días y está controlado por un complejo sistema de hormonas. En concreto, la progesterona cambia de concentración según el punto del ciclo, por lo que su monitorización permite detectar el momento óptimo de fertilidad. Sin embargo, las variaciones se producen a niveles de concentración muy bajos, del orden de entre dos y cinco nanogramos por mililitro (un nanogramo equivale a la milmillonésima parte de un gramo), por lo que se requiere un dispositivo de alta sensibilidad y con capacidad de medida en tiempo real para poder hacer la detección directamente en la leche o el suero.