La tristeza y el pesimismo dificultan las relaciones sexuales
La ansiedad que genera la crisis aumenta los casos de impotencia
Esta preocupación provoca insomnio, falta de apetito y cansancio, según los urólogos
Las consecuencias de la crisis económica no sólo están provocando estragos en el mundo laboral ni aquejan únicamente a nuestros bolsillos. Tiene otra preocupante cara de la moneda que afecta emocionalmente a los ciudadanos y, de manera especial, causa unos efectos perniciosos para la salud. Las turbulencias económicas que se viven en España, a rebufo del efecto dominó mundial, están influyendo de manera negativa en las relaciones sexuales satisfactorias, toda vez que, por la ansiedad que genera la crisis, se está registrando un aumento de los casos de impotencia. Los urólogos están apreciando un crecimiento paulatino de los casos de este trastorno por la crisis económica: «Han aumentado las consultas por disfunción eréctil porque ha crecido el número de parados. La preocupación provoca insomnio, falta de apetito, cansancio, tristeza, nerviosismo, irritabilidad y pesimismo. Con todo ello, hay más ansiedad y se tiene menos relajación y peores condiciones para las relaciones sexuales», subraya el doctor Luis Prieto, responsable del departamento de Urología del Instituto Bernabeu y miembro de la Asociación Española de Urología. La grave desaceleración económica genera en gran parte de ciudadanos, sobre todo en los más afectados directamente por sus efectos, una ansiedad y un estrés que pueden provocar, a su vez, insomnio, una falta de descanso adecuado o un descontrol del ciclo del sueño. Según el experto, parece evidente que la relación entre la crisis económica y la impotencia se basa en la aparición de la ansiedad y «las alteraciones de la autoestima». «El mecanismo por el que la ansiedad se relaciona con la aparición de la disfunción eréctil ha sido muy estudiado. Doble papel Desempeña un papel doble: en primer lugar como inicio u origen de la misma y, en segundo lugar, como mantenimiento de dicha disfunción», explica Prieto. La aparición de la disfunción eréctil sobreviene en diversas fases. En un primer episodio, donde la ansiedad impera, puede convertirse en una «experiencia frustrante». El varón ve afectada su autoestima por su escaso rendimiento con la pareja. Si, además, el afectado incurre en pensamientos obsesivos, se genera más inseguridad e ideas de culpa, lo que a su vez provoca una mayor probabilidad de incapacidad parcial o total para mantener una relación sexual placentera y saludable. Si a esta situación se añaden problemas previos en la relación de pareja o dificultades a la hora de establecer relaciones interpersonales, «la situación puede volverse francamente amenazadora o displacentera», explica el especialista. «Hemos apreciado recientemente un aumento de las consultas por disfunción eréctil de origen psicógeno en un importante número de casos.