Liberación y evangelio

ESTÁN EN EL ALTIPLANO de los Andes, en las selvas amazónicas, en el corazón de África, en los lugares más remotos de Asia, en el barrio más peligroso de Los Ángeles. Son agustinos y agustinas, dominicos y dominicas, franciscanos y franciscanas, salesianos y salesianas, jesuitas, redentoristas y sacerdotes diocesanos. Y tantos otros. Aparecen de vez en cuando en los reportajes sobre los programas de desarrollo que se están llevando a cabo en aquellas tierras. Pero no están allí para ganar dinero ni para alcanzar fama o prestigio social. A veces les espera la muerte a manos de un fanático. Y sin embargo, permanecen en la avanzadilla de la Iglesia, con una fe que nos asombra. Los misioneros están allí por amor a Dios y por amor a los hijos de Dios. Están allí para anunciar a Jesucristo y su evangelio. Aunque no sea demasiado, los recordamos con admiración en el día del DOMUND, es decir, en el Domingo Mundial para la propagación de la fe. En este año en que se celebra el Jubileo paulino, el Papa Benedicto XVI ha querido evocar la figura de San Pablo. El apóstol que recibió la vocación de proclamar el evangelio a los gentiles. Así se lo había anunciado el Señor: «Marcha, porque yo te enviaré lejos, a los gentiles» (Hech 22, 21). El Papa recuerda que la humanidad tiene necesidad de ser liberada y redimida. Entre los males que la oprimen están la violencia y la pobreza, las discriminaciones y las persecuciones por motivos raciales, culturales y religiosos. «El futuro del hombre está amenazado por los atentados a su vida, que asumen varias formas y modalidades». Pues bien, ante ese escenario, surge hoy un agudo interrogante: «¿Hay esperanza para el futuro, o mejor, hay un futuro para la humanidad?» El Papa afirma que los cristianos encuentran la respuesta en el Evangelio. Recordando su segunda encíclica, dedicada a la esperanza, escribe él que el Evangelio de Cristo «cambia la vida, da la esperanza, abre de par en par la puerta oscura del tiempo e ilumina el futuro de la humanidad y del universo». En esa tarea están empeñados los misioneros. Ellos han escuchado como nadie el grito que San Pablo escribía a los fieles de Corinto: «¡Ay de mí si no predicara el Evangelio» (1 Cor 9,16). Para eso había sido llamado por Jesús en el camino de Damasco. Así que «contemplando la experiencia de San Pablo, comprendemos que la actividad misionera es respuesta al amor con el que Dios nos ama». Los misioneros y misioneras nos representan a todos los cristianos. Nuestra oración y nuestra cooperación económica los acompañan para que puedan difundir en el mundo la luz de Cristo. Pero su vocación y su testimonio diario nos interpelan profundamente. En la Jornada Mundial de las Misiones hemos de tomar conciencia de la urgente necesidad de anunciar el Evangelio siempre y en todo lugar. Y de vivir de acuerdo con ese mensaje de vida y esperanza que anunciamos. Día 18, sábado: Fiesta de San Lucas, evangelista Tren misionero a Alcalá de Henares Reunión de la Coordinadora de Movimientos (Sede de Apostolado Seglar, Astorga) Formación de Profesores de Religión (Colegio Maristas S. José, León, 10 h.) Celebración Cincuentenario Colegio «Sta. Lucía» (Colegio Santa Lucía de Gordón, León, 11 h.) Cuestaciones públicas a favor de la Evangelización de los pueblos (DOMUND) Día 19, XXIX Domingo del Tiempo Ordinario. Día del DOMUND Día 20, lunes Retiro para sacerdotes Zona Noreste (Cistierna, León, 10,45 h.) Día 22, miércoles Formación permanente para sacerdotes (Seminario, Astorga, 11 h.) Escuela de Formación de Acción Católica (Sede Padre Isla, León, 17 h.) Día 23, jueves Comienzan Cursillos de Cristiandad (Seminario, Astorga, 20 h.). Hasta el día 26 Día 24, viernes: Memoria de S. Antonio María Claret Formación para profesores de Religión (CFIE, León, 18 h.)