Diario de León

LITURGIA DOMINICAL

A cada uno lo suyo

Publicado por
JUAN CARLOS FERNÁNDEZ MENES
León

Creado:

Actualizado:

En:

EL EVANGELIO de este domingo contiene una de las frases más conocidas del Evangelio. «Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César». No hay que olvidar que los fariseos, como sucederá el domingo próximo, preguntan no por amor a la verdad o por buscar pistas para una actuación correcta; lo hacen para intentar comprometer a Jesús. Si Jesús constata que los ciudadanos de un Estado tienen unos deberes para con la autoridad que lo gobierna, invita también a sus oyentes a considerar que junto o más allá de los problemas políticos existe otra realidad de la que deben acordarse: Dios, con quien están en relación. Es significativo que Jesús recuerde este último punto, siendo así que la pregunta no se refería más que al primero. Se ve aquí su tendencia a relativizar el poder político, a negarse a considerar el poder político como un universo cerrado en el que, en definitiva, podría encerrarse el hombre; tendencia a abrir ese universo a otra cosa, a un absoluto que revele sus límites; a «desmitificarlo», en suma. Aunque es verdad que en el momento actual en que nos toca vivir, donde parece que lo bueno, lo correcto, lo moralmente bueno son únicamente las leyes que emanan del Parlamento, sea urgente recordar y defender, al menos por parte de los católicos, la primacía de Dios. No hay poder absoluto, potestad absoluta sobre los súbditos. Cada uno de nosotros es mucho más que simple hijo de su familia, ciudadano de su país, componente de la humanidad o miembro de tal Iglesia. Cada uno de nosotros -negro o blanco, rico o pobre, enfermo o sano, sabio o ignorante, bueno o no tanto- es de Dios, lleva la imagen y la inscripción de Dios en su ser más profundo. La imagen y la inscripción pueden desdibujarse, como ocurre con las viejas monedas, que se leen con dificultad; pero nunca pueden borrarse del todo mientras vivamos. Esta imagen de Dios, este ser de Dios, fomenta nuestra soberana libertad. Porque somos de Dios, cada uno de nosotros vale más que cualquier autoridad de la tierra. Y de lo más profundo de nosotros mismos sólo tenemos que rendir cuentas a Dios. Esto es válido para todo hombre. Para los cristianos y los que no lo son. Incluso para los que no creen en Dios y se proclamen ateos. Para nosotros, cada hombre lleva en su corazón la imagen de Dios, más o menos desfigurada, pero real. Es bueno que este Domingo, en que celebramos el DOMUND, pensemos en ello. Con respeto profundo, lejos de toda imposición, de toda superioridad, el anuncio de la fe cristiana no persigue otra finalidad que ésta: que todos los hombres reconozcan la imagen que llevan dentro, que es la imagen de Dios. La respuesta de Jesús no es sólo una respuesta sino también un reproche: os preocupáis por problemas secundarios y pasáis por alto la obligación principal; no os olvidéis de que Dios es Dios. ¿Cuántos de entre nosotros, a pesar de estas palabras de Jesús, hemos pasado por alto las obligaciones principales para poner alma y vida en cuestiones secundarias? ¿Cuántas veces nos hemos preocupado, por ejemplo, de no olvidar nuestras «prácticas piadosas» y hemos ignorado a los pobres que mueren de hambre a la puerta de nuestra casa? Jesús, que sabía bastante bien lo que era principal y lo que era secundario, dedicó su vida a lo principal, dedicó su vida al anuncio del Reino. Hoy todo está en nuestras manos y es bien fácil saber qué es lo esencial para nosotros, cristianos: anunciar el Reino de Dios. Y puesto que el Reino de Dios es y se realiza en Jesús, si creemos en él, no tenemos tarea más principal ni más urgente que anunciarlo a los cuatro vientos.

tracking