Un caldero para vaciar Riaño

El enunciado de la jornada técnica que organizó el comité nacional español de grandes presas parece una duplicidad del principio fundacional de la plataforma por la recuperación del valle de Riaño: Puesta fuera de servicio de presas y embalses. Osea, el motivo de la existencia del colectivo Riaño Vive, que ha macerado durante dos décadas de rabia y dolor por el abandono forzado de la casa del padre, una vez que la casa del padre quedó hecha añicos, y la tierra que la rodeaba, fue eje de debate en un encuentro patrocinado por el Colegio de Ingenieros de Caminos y Puertos, en Madrid. Y allí llegaron representantes de la plataforma riañesa, invitados por la organización, a ampliar horizontes. A conocer, por boca de responsables de comisarios de agua de distintas confederaciones, que la aspiración de devolver a un valle para la vida que perdió anegado bajo las aguas no sólo atiende a cuestiones de reparación moral; también es aconsejable por una mínima decencia medioambiental. «Señores,, hay que eliminar multitud de presas, esto se nos viene encima, es algo que la sociedad nos demanda» o «no hay más que morralla en nuestros ríos con las presas que hay en las cabeceras de los ríos, obsoletas». Las manifestaciones son extracto de intervenciones de ponentes que participaron en la jornada de los ingenieros de caminos y puertos y que ocupan cargos relevantes en la comisarías de agua de las demarcaciones hidrográficas del Ebro o el Duero. Las refrenda punto por punto Alfonso González, de los riañeses que hicieron la maleta hace ahora 22 años, y que amplía a criterios sociales las razones por las que un embalse, el embalse que anegó los valles de cabecera del Esla, debe de dejar libre al espacio que ocupó a base de acumular agua. «A veces las cosas son más sencillas», reflexiona el portavoz de la plataforma por la recuperación de Riaño tras intervenir en el turno de coloquio de las jornadas ante un auditorio a rebosar de técnicos y expertos en la materia: «¿Cuántos de los que están aquí se han bañado en un río?». Entre 200 asistentes, levantaron la mano cinco. La plataforma (riañovive.com) ha elegido un símbolo para acompañar sus intervenciones. El caldero, en primavera lleno de capilotes, ha viajado a la Expo, a aportar la experiencia de León para frenar la presa de Caleao, y sigue ruta. Un caldero para desahogar la pena de salir de casa y no volver más, 22 años después de que Vicente levantara la aijada (aguijada) ante los hombres armados que mandó el Gobierno de González a echar de casa a los riañeses.