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El infierno del ruido aéreo
Residentes junto a aeropuertos de cinco ciudades españolas fundan una asociación de afectados. Piden el cierre nocturno de Barajas y la creación de un segundo aeropuerto en Madrid
Insomnio, ansiedad, depresión, pérdida de audición y el permanente y estresante temor a una catástrofe. Son algunos de los graves problemas que padecen los cientos de miles de ciudadanos que viven cerca de los aeropuertos españoles, agrupados en la recién creada Asociación Nacional de Afectados por el Impacto del Tráfico Aéreo. Dicen ser más realistas que catastrofistas, pero denuncian que si el accidente de Barajas hubiera ocurrido en Alicante o Bilbao los muertos se habrían contado por miles. Lamentan que los aeropuertos sean zonas «al margen de la Ley», infernales campos de ruido y contaminación en los que se incumplen normas «en nombre un progreso mal entendido». La asociación representa a más de 150.000 afectados directos de ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Alicante, Zaragoza, «pero hay millones de ciudadanos perjudicados por el impacto del tráfico aéreo», explica su presidente, Luis Ramírez. «No somos unos irresponsables que pretenden eliminar la aviación» precisa. Sumando intereses quieren dejar ser el David al que ningunea sistemáticamente el Goliat de Aena (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea). «Si el accidente de Barajas hubiera ocurrido en Bilbao los muertos hubieran sido entre 15.000 y 30.000» denunció Consuelo Elosúa, portavoz de Lur Maitea, la asociación que batalla con Aena y el Gobierno Vasco tras la creación de un vertedero «ilegal y clandestino» de residuos tóxicos con más de 330.000 toneladas de metales pesados, PCB¿s y hexaclorciclohexano entre las cabeceras de pista del aeropuerto de Bilbao. «Son los mismos gases de las catástrofes de Bhopal y Seveso. De haberse liberado en un accidente como el último de Barajas, la catástrofe sería de dimensiones gigantescas» dijo. «Si un avión sin control se arrastra y rebota a lo largo de más de un kilómetro, como ocurrió en Barajas, se habría llevado por delante el pueblo de Torrellano o algunas urbanizaciones; los muertos se hubieran contado por cientos, porque la cabecera de pistas está a 200 metros del El Altet» apuntó Jesús Gómez, portavoz de la Asociación de Vecinos de Urbanoba y de los afectados por el tráfico del aeropuerto de Alicante. El ruido es el gran caballo de batalla de este colectivo que denuncia la ruptura sistemática del umbral máximo de 60 decibelios durante el día y 50 durante la noche que marca al Ley. Acusan a Aena de falsear las mediciones y aseguran que ellos miden picos de hasta 70 y 80 decibelios.