El paraíso aún no está perdido

Veinticinco minutos de imágenes y más de mil palabras para abogar por la conservación de la Cordillera Cantábrica. El «conjunto de paisajes en perfecto estado de conservación más importante de Europa occidental, no sólo por que haya osos, lobos o urogallos, sino por lo que permite que vivan aquí», como definió el naturalista Joaquín Araújo, quien pone voz al DVD promovido por la plataforma para la defensa del espinazo montañoso que cubre Galicia, Asturias, País Vasco, Castilla y León, y financiado por Renfe. Un material pedagógico del que la productora leonesa Piensan las Manos ha editado 6.000 copias con destino a los centros educativos y que se reproducirá en los diez Alvia que atraviesan la zona para concienciar a la sociedad de que «deberíamos ser compatibles con el último paraíso que todavía no está perdido». Araújo -reconocido por su labor en El Hombre y la Tierra, junto a Rodríguez de la Fuente, y nominado al Oscar de Hollywood por su participación en Nómadas del Viento- recuperó el concepto persa de la palabra paraíso: «un lugar con árboles y agua», para abrir los ojos y mostrar que «es lo que ya tenemos»; un valor por el que «sentirnos orgullosos». Porque «las montañas son los últimos parajes que quedan con auténtica calidad ambiental. Son bastiones, ciudadelas en las que se han refugiado especies, desde las cuales un día puede volver la expansión», citó, convencido de que, si no «se las saltan después las administraciones», la «lúcida idea» de las reservas de la biosfera es válida: buscar un modo de desarrollo sostenible para ensayar otro modo de producción, otro vínculo y forma de estar en el mundo». No se niega «el desarrollo, pero dentro de unos límites», abundó el representante de la plataforma, Ernesto Díaz, quien apostó por «superar el complejo de que hacer yogures, recoger setas o tener vacas es malo» y marcó la línea eléctrica Sama- Velilla y la estación de esquí de San Glorio como «paradigmas del sobreaprovechamiento al que se quiere someter a la zona», donde ya hay «suficientes autopistas, líneas y embalses». «La Cordillera Cantábrica es un boxeador al que sometemos a golpes y aguanta en pie. Puede que sólo le queden uno o dos más. Es el momento de parar».