Mantas con sello de identidad

En el Val de San Lorenzo la historia de una familia puede rastrearse en las mantas que las sucesivas han ido guardando en el arca desde hace 150 años, cuando José Cordero Geijo sustituyó la fabricación tradicional de paños por la industrial de cobertores, conocidos como barrendos, y mantas de lana blanca cuyas técnicas «importó» de la fábrica de don Damián Cuadrado en El Corral de Paredes (Palencia) en 1858. El centro de interpretación textil La Comunal de Val de San Lorenzo expone hasta el 19 de noviembre varias colecciones familiares de cobertores y mantas como símbolo de un patrimonio textil, que se anima a recuperar como marca de calidad, sino también documental. «José M. Fuente. Recuerdo de su madrina y abuela», «Viva mi dueño», unas iniciales bordadas en letras góticas o el nombre de la por aquel entonces recién casada muestran el carácter ritual y simbólico, más allá de su valor como regalo, que tenían las mantas. «Mantas y cobertores simbolizan algo más que unas varas de paño tejidas con la excelente lana de las ovejas maragatas, son signos de acogida, de aceptación, de cariño, de agradecimiento y de memoria», señala Manuel Rivero, cuya familia política ha aportado una de las colecciones más grandes de la muestra. La escritura de las mantas y cobertores sirve, a juicio del investigador, «para marcar un hito o acontecimiento extraordinario» y «las letras dan fe, identifican, personalizan y perpetúan la memoria». Con la exposición se reclama la recuperación de este patrimonio, hoy en día desplazadas de los dormitorios por los cómodos y ligeros edredones y la confección de modelos que apenas se distinguen, en cuanto a diseño, de otros ofrecidos en el mercado. Desde el centro de interpretación textil se quieren revalorizar las mantas y barrendos o maragotas , bautizados con este nombre por los pescadores gallegos, que veían reflejados en el paño, a lomos de las caballerías arrieras, los colores del pez del mismo nombre. Dicen que así se empezó a apodar en Galicia a los arrieros «maragotos». «Sería bueno que los últimos telares que sobreviven vuelvan a tejer los modelos tradicionales como un producto único y de calidad, adaptándolo a las nuevas funciones de las mantas: de viaje, decorativo...», explica Miguel Ángel Cordero, director de La Comunal. La exposición muestra las esbeltas colchas de ojo de perdiz y de garbanzos, entre otros tejidos, anteriores al primer telar de «inspiración» palentina en Val de San Lorenzo, construido gracias a la «tenacidad y paciencia sin límites» del señor Cordero, que tras llegar de Palencia se asoció a sus convecinos José Bajo y Francisco Martínez «a quienes dio una idea detallada de lo que había visto en Palencia» durante su estancia en 1858.