Diario de León

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«LA INFANTA doña Eulalia se tapaba el tipití con una dalia; la infanta doña Isabel se tapaba el tipití con un clavel. Moraleja: Hay que echar de España a las infantas por el mal uso que hacen de las plantas»... Es coplilla jaranera que cantábamos de estudiantes barrenando la oreja de los que iban en el vagón de nuestras excursiones. En España, ocurre con los reyes como con los curas: siempre tras ellos, unas veces con velas... y otras con estacas. De la misma forma que se decapita en efigie a un monarca cruel se recibe a otro absolutista y más canalla con un «vivan las caenas» (de una generación de esclavos jamás saldrá un pueblo libre). Y de la misma forma que se acata o corea la consigna de alabar «la encomiable tarea de la institución monárquica como garante de la estabilidad del estado» y todo son placets y laudes, se alborota el charco con cierta histeria informativa porque una reina saca la lengua a pasear por el espinoso jardín de lo opinable. Tendremos matraca para rato. Hablar tanto de la crisis cansa y exaspera, así que en la caseta de la actualidad ferial instalamos un oportuno muñeco con corona y hay cola para el pimpampún, a pelotazos con el mono y con la mona hasta que aprendan el reglamento. Hay trepidaciones y mentís en palacio por el libro de la Urbano (¿la viste aplaudir con la orejas esta escandalera que vacía del estante su libro, ese que en otro caso comprarían cuatro sin llenarle tanto la faltriquera?). El republicanismo cierto y el de pose ya tienen nueva veta, más madera... de la que arde o hace estaca... esto es la guerra, dice una tía con bigote para parecerse a Groucho. El cacareo cotillero nos proporcionará indefinidamente munición de mucho calibre braguetero, que es la que más jode y revienta: cuernos, intrigas, francos por detrás, tejeros por delante, bárbaras grabadas en la cama de la majestad, reinas en inglés, infantas a su bola, juanitos por aquí y juanetes por allá... ansones, jotas, fegueguicos, anasagastis, cuentas de casa real capitana, cuentos de princesas plebeyas, cantos rodados que sirven en bandeja el morrillazo en la algarada de salón... otra vez bajando coronas y subiendo faldas para oler el tipití real y su regla azul. Cansa ya la cosa y no ha hecho más que empezar... como la crisis, pues dicen ahora que durará hasta el 2018.

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