A CADA DÍA SU AFÁN
La primera mortaja
CUANDO preguntaron a Santa Teresita su estado de ánimo ante la muerte, se limitó a responder a sus hermanas del convento de Lisieux: «Yo no muero; entro en la vida». Para un no creyente, esas palabras son un absurdo. Para el cristiano revelan su fe en la vida eterna. El filósofo y teólogo Roger Troisfontaines tomó esas palabras de la Santa para titular dos libros suyos sobre la esperanza cristiana. En el primero de ellos se encuentra una frase sorprendente: «El silencio es la primera mortaja del difunto». El autor no se refiere a la mudez del difunto, sino a la de los que le sobreviven. Ya lo decía Pascal: «No habiendo los hombres conseguido curar la muerte, han convenido en no pensar en ella». Hace un año, el Papa Benedicto XVI publicaba su encíclica sobre la esperanza. En ella recuerda un antiguo sarcófago en el que se leía este epitafio: «En la nada, de la nada, qué pronto recaemos». Ni en la cultura griega ni en la romana se descubrió el valor de la esperanza. Una cultura cíclica hacía impensable un futuro de salvación. La esperanza era uno de los males que encerraba la caja de Pandora. Con razón podía escribir San Pablo a los Tesalonicenses: «No os aflijáis como los hombres sin esperanza» (1 Ts 4,13). El Apóstol no podía impedir a los cristianos que probasen el dolor y la soledad que nos deja la muerte de los seres queridos. Pero sí les pedía que su llanto no se confundiera con el de los paganos. La vivencia de la muerte había cambiado radicalmente de sentido. En la misma encíclica, «Salvados en esperanza», el Papa recuerda el sarcófago de un niño cristiano, muerto en Roma hacia finales del siglo III. En él se ve la figura de Cristo representado con el Evangelio en una mano y en la otra el bastón de caminante propio del filósofo. Jesús «nos indica el camino y este camino es la verdad. Él mismo es ambas cosas, y por eso es también la vida que todos anhelamos. Él indica también el camino más allá de la muerte; sólo quien es capaz de hacer todo esto es un verdadero maestro de vida». Por último, en numerosos sepulcros de las catacumbas romanas se encuentra la imagen del pastor. Con ella se evocaban las palabras de un salmo bien conocido: «El Señor es mi pastor, nada me falta... Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo» (Sal 22,1-4). «El verdadero pastor -dice el Papa- es Aquel que conoce también el camino que pasa por el valle de la muerte; Aquel que incluso por el camino de la última soledad, en el que nadie me puede acompañar, va conmigo guiándome para atravesarlo: Él mismo ha recorrido este camino, ha bajado al reino de la muerte, la ha vencido, y ha vuelto para acompañarnos ahora y darnos la certeza de que, con Él, se encuentra siempre un paso abierto». En este mes en que solemos visitar los cementerios y orar por nuestros difuntos, recordamos con fe y gratitud esta cultura cristiana de la vida y la esperanza. Día 6, jueves Celebración de 5 mártires del siglo XX (Santuario Ntra. Sra. del Campo, Valle de Vidriales, Astorga, 18 h.) Día 8, sábado Mesa redonda para profesores de Religión, sobre «Educación para la Ciudadanía» (Seminario, León, 12 h.) Formación para Moderadores de Celebraciones en ausencia de presbítero (Seminario, León, 11 h.) Catequesis de Iniciación Cristiana en orden a la Confirmación de Adultos (Parroquia de El Salvador, León, 18 h.) Día 9, XXXII Domingo del T. O. Fiesta de la dedicación de la Basílica de Letrán Día 10, lunes Comienza la Formación Permanente del Clero (Seminario, León, 11 h.) Inauguración de la ludoteca de Cáritas (Parroquia de El Salvador, León, 19 h.) Día 11, martes: Memoria de San Martín de Tours Día 12, miércoles Reunión de directivos de Cáritas (Astorga) Día 13, jueves Sesión conjunta del Consejo Presbiteral y de Arciprestes (Obispado, Astorga, 11 h.) Sesión del Consejo Presbiteral (Residencia Sacerdotal, León, 10,30 h.) Día 14, viernes Formación permanente de Animadores Vida Ascendente (Parroquia S. Isidro, León, 17 h.)