Sin setas no hay paraíso

«En León hay muchos micófagos, algunos micófilos y pocos micólogos». El presidente de la Asociación Micológica Leonesa San Jorge y uno de los guías más demandados por los visitantes de la muestra de setas que ayer albergó el Palacio de los Guzmanes, Julián Cerezal, reconoció que una de las preguntas más repetidas de la mañana fue: «¿Se come?», al referirse a las curiosidades que una exposición así suscita entre los que se aventuran a recorrerla. Entre 225 y 250 especies diferentes de setas -recogidas en su mayor parte el sábado por socios de este colectivo y aficionados, recorriendo cientos de kilómetros por la provincia- fueron clasificadas con las primeras luces del día en el patio de la sede de la Diputación a la espera de sus visitantes. El criterio utilizado para su unificación fue el de la especie, además del expositor ocupado por aquellas que crecen sobre madera, es decir, las aphiloforades. Pero la estrella de la exposición, con la que finalizó la Semana Micológica 2008, fue la stropharia aurantiaca. «Una especie nueva en León que nunca habíamos visto por aquí», recalcó Cerezal. Ante tal singularidad, la asociación guardó tres ejemplares para llevar al herbolario de la Universidad de León para su conservación y estudio. Su cutícula es rojiza, lámina gris ferruginoso y pie manchado con restos iguales a los de su «sombrero». No es comestible y hasta ahora sólo se tenía noticia de su presencia en países como Italia, Francia o Suiza. El cambio en el clima. Pinares, robledales, hayedos, encinares, praderas y riberas son los hábitats de las entre 1.600 y 1.800 especies de setas que se han catalogado en la provincia. Las zonas de Riaño, Boñar, Matallana del Torío y Tabuyo del Monte son las más privilegiadas. La favorita de los buscadores sigue siendo la de San Jorge por su valor en el mercado. Nacen en suelo calcáreo en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica desde Babia hasta Boca de Huérgano. No había ejemplares en la exposición, sólo nacen en primavera. «Habría que tomar medidas para evitar que desaparezcan como sigan recogiéndose a este ritmo, sin dejarlas tiempo a que esporen» , dijo Cerezal. También en la muestra, una de las setas del año elegidas por la asociación: la agaricus xanthodermus, genevier. Del grupo de los champiñones, venenosa y que se confunde con otras comestibles. Y todo ello en un «otoño muy malo para las setas por la falta de lluvia y el frío». Siempre quedará la primavera.