A LA ÚLTIMA
Ser mujer y morir
SÍ, ya sé que con la que está cayendo aquí cerca ahí temas suficientemente importantes sobre los que escribir pero no puedo resistirme a llamar la atención sobre un acto criminal acaecido en una región, Kandahar, de Afganistán. Trece niñas y dos profesoras han sido atacadas con ácido, unos salvajes les han rociado la cara, dejando ciegas a dos de ellas, y seis están en estado muy grave. Se preguntarán quiénes han sido sus atacantes y la respuesta es que ésta es una acción que lleva la firma de los talibanes. No es la primera vez que atacan con saña a las mujeres y, si se preguntan por qué, la respuesta es que, más allá de su fanatismo religioso, son unos sicópatas que deberían estar en tratamiento siquiátrico porque su odio hacia las mujeres revela unas personalidades enfermas. Yo diría que lo que tienen es un problema de inseguridad en su propia hombría o, mejor dicho, que carecen de ella. El «pecado» de esas niñas era asistir a la escuela. Para los talibanes las mujeres son menos que animales, seres pecaminosos que debemos de estar ocultas a los ojos de los hombres, y desde luego carecer de cualquier derecho, sobre todo de estudiar. Así que estas trece jóvenes a las que sus padres llevaban a la escuela estaban contraviniendo la raíz misma del pensamiento talibán. Ahora las diez escuelas de niñas de la región han cerrado sus puertas y los padres que en un acto de valentía habían mandado a sus hijas a recibir cierta instrucción volverán a recluirlas en el ámbito familiar para protegerlas. A las mujeres en Afganistán se las condena al analfabetismo y, si no quieren jugarse la vida, tienen que ocultarse tras el burka o espesos velos para que sus rostros no hieran a esos descerebrados. Las mujeres carecen de los más elementales derechos humanos y los talibanes las quieren así, reducidas a la nada. Por eso tiemblo al escuchar a quienes dicen que para que haya paz en Afganistán, Occidente deberá pactar con los talibanes. Desconfío de quienes mantienen esta tesis, porque es lo mismo que si a finales de los años 30 del siglo pasado, los líderes europeos hubieran llegado a la conclusión de que era mejor entenderse con los nazis ya que al fin y al cabo Hitler había ganado las elecciones en Alemania y muchísimos alemanes estaban la mar de contentos con él. El nazismo es una teoría política criminal y quienes lo secundaron perpetraron crímenes contra la Humanidad. Pues bien, los talibanes no les andan a la zaga.