Archivan una querella contra los promotores de visiones marianas en El Escorial
Ver a la Virgen no es delito. Ni aunque ello suponga congregar un nutrido grupo de creyentes que generan a los cuantiosos ingresos de dudoso origen y destino. Así lo cree la juez de Instrucción número 4 de El Escorial, Lourdes Platero, que ha archivado una querella presentada por un grupo de supuestos perjudicados contra los promotores de una especie de secta articulada en torno a pretendidas apariciones marinas en un paraje de la localidad madrileña. Todo empezó el 14 de junio de 1981, domingo de la Santísima Trinidad. Luz Amparo Cuevas, natural de Albacete, asistenta, casada y madre de 7 hijos, vio en la finca de Prado Nuevo, encima de un fresno, a Virgen, que le dio el siguiente mensaje: «Soy la Virgen Dolorosa, quiero que se construya una capilla aquí».