La patata que quería ser mano

Creció en una finca de Riego de la Vega, la cosecharon hace ocho días y Francisca Toral, madre del agricultor que la cultivó, Santiago Martínez, la guarda como lo que es, una curiosidad, que despierta la admiración entre los vecinos de la contorna. La patata que quería ser mano consiguió echar los cinco dedos en el campo, aunque aún le faltó acabar de separar los dedos índice y corazón. Pese a su pardo color, se antoja simpática a los ojos de sus admiradores y su caricia se presume cariñosa, como la de una abuelita. Sus cualidades le han salvado de la sartén; Francisca Toral asegura que la guardará hasta que el tiempo... la devuelva a la tierra. Quién sabe si no será prima del pollo que quería ser patata con que se anunciaba una cadena de comida.