El recorrido a pie comenzó en la plaza de Santo Domingo, donde tomaron la Calle Ancha, rumbo a la catedral y al barrio Húmedo. Una auténtica marea de personas irrumpía la tranquila vida de los leoneses.
Tanto Zapatero, como el alcalde de León, Francisco Fernández, explicaban al canciller todos los detelles del recorrido, ayudados de una intérprete.
En varias ocasiones, las abundantes medidas de seguridad no pudieron impedir que la gente se acercara al presidente, que con muy buen talante, firmó autógrafos a sus paisanos leoneses.
Los invitados realizaron un completo recorrido por el interior de la Catedral, visita obligada en la ciudad de León.
A las puertas del templo, cientos de reporteros aguardaban la salida de los líderes políticos, lo que da idea de la trascendencia de la visita en la ciudad.
La complicidad entre los dos mandatarios fue constante en toda la jordada, lo que demuestra la buena relación existente entre los dos líderes europeos.
Para concluir con la visita, realizaron una parada en un bar típico del Barrio Húmedo, para degustar los vinos y las tapas típicas leonesas.
Al parecer, al canciller le gustó especialmene la cecina que le servieron en el bar La Pitanza.
El mandatario alemán se mostró muy cercano a la gente, en todo momento.
La visita concluyó en la plaza Mayor, recientemente remodelada, donde aguardaban cientos de personas para saludar a los presidentes.
Allí mismo, un coche les esperaba para transladar a los políticos al aeropuerto de la Virgen del Camino, desde donde abandonaron la ciudad.