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León

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EL SER HUMANO lo es en la medida que trasciende el presente y se orienta al futuro. Vivir es proyectarse en el mañana. La esperanza es constitutiva de la vida humana.

Es cierto que hay momentos en que la esperanza sufre ataques mortales. Unas veces es amenazada por el cansancio y la rutina, sobre todo cuando no vemos salida a las dificultades del presente. Pero otras veces se siente humillada por la prepotencia, cuando nos gloriamos de haber conseguido las metas más nobles.

San Isidoro de Sevilla comparaba la esperanza al humilde paso de quien va haciendo camino. Con tenacidad, con paciencia y con alegría.

El Adviento nos prepara a la celebración del Nacimiento de Jesús. Los cristianos no esperamos algo sino a alguien. Pero el Adviento nos ayuda también a recobrar nuestra innata condición de creyentes que viven en esperanza. A veces necesitamos unas sencillas advertencias para seguir manteniéndola en pie. Como éstas, tal vez.

1. Si vives la esperanza, no pensarás jamás que «nada hay nuevo bajo el sol», sino que intentarás buscar nuevas soluciones para los nuevos problemas.

2. Si vives la esperanza, no te dormirás en la cómoda pereza de las metas conquistadas, sino que concebirás la vida como un camino que has de ir marcando con tus propios pies.

3. Si vives la esperanza, no negarás el dolor ni el mal ni la tristeza, en un optimismo ingenuo o ciego, pero sabrás que la liberación llega al amanecer.

4. Si vives la esperanza, no aguardarás la victoria como un mero regalo de Dios, porque Dios te da la fuerza y el coraje para que el triunfo sea suyo.

5. Si vives la esperanza, no te esforzarás en explicar el sufrimiento y la injusticia, sino que trabajarás por extirpar los gérmenes que los hicieron surgir.

6. Si vives la esperanza no te creerás en la cima del bien, de la bondad, o de la belleza, sino que bajarás al valle del diálogo con lo malo, lo erróneo, lo repulsivo.

7. Si vives la esperanza, no pensarás que eres el único peregrino y ofrecerás tu cayado, tu mano y tu corazón a los hombres que caminan a tu lado.

8. Si vives la esperanza, no caerás en la tentación del tener, porque cuando se va de camino las cosas son un estorbo y ya sólo importa el ser.

9. Si vives la esperanza, no maldecirás el mundo, porque tu esfuerzo realiza poco a poco «el cielo nuevo y la tierra nueva» donde el esfuerzo, el trabajo y el amor alcanzarán su sentido.

10. Si vives la esperanza, no tendrás miedo a la muerte, porque el peregrino es un profeta, hijo de la nostalgia, siempre en camino hacia una patria a la que vuelve.

11. Si vives la esperanza, no confiarás en los ídolos que te amarran al presente, sino que te abrirás al futuro al que te llama la Palabra que se ha hecho carne.

12. Si vives la esperanza, confesarás a Jesucristo Resucitado, camino, verdad y vida, que nos ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el final del tiempo.