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Publicado por
León

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MARAVILLAOS del fenómeno, queridos hermanos en la fe civil, y alabemos al altísimo ingenio que ya nos llega a la altura del culo, de la panza o del sobaquillo: «Habemus bautizus laicus». Las municipalidades cazurras han empezado en La Bañeza a copiar de otros lugares lejanos y ocurrentes la iniciativa de ceremoniar los natalicios para los no creyentes (no van a ser menos y no tienen por qué quedarse sin su rebatina sacramental de fites y perras) proporcionándoles un rito bautismal de bienvenida a la civilidad (sólo falta el cirio, pero se le supone). Los que no creen en dioses parecen echar mucho de menos sus liturgias... y, como quien no quiere, las roban por los pelos o las copian por el rabo. Admira mucho la cosa. Y desconcierta. Bautizos laicos al canto; ahí los tienes, báilalos.

¿Por qué lo laico propende tan enfermizamente a gesticular, hablar o ritualizarse como lo hicieron siempre los curas? ¿Qué subconsciente tan traidor late en los rebotados? ¿Necesitan copiar sus ritos?... Pues a lo que parece, imperiosamente; y sin lograr o intentar disimularlo. ¿Por qué un mitin es tan calcado a una misa con sus jerifaltes en el altar, altura de presbiterio, y el pueblo parroquiano en silla corrida, abajo, callando y aplaudiendo en un amén concelebrado? ¿Por qué los auditorios laicos se construyen como catedrales y los salones de corporaciones civiles parecen tribunales eclesiásticos? ¿Por qué a los arquitectos ateos les chiflan las basílicas?... Que la derechona piadosa se complazca en estos gestos es algo que les va en el gusto vertical, pero que la izquierdina se reboce en ello cuando le toca calentar sillona, empieza a ser preocupante.

Ejemplo de todo esto es la forma de hablar de nuestros políticos. Lo hacen como curas predicantes. No salen de sus cantinelas salmodiadas. Modulan su oratoria con gestos de púlpito o de ambón. Carángano es su tono. Habla Gaspar Llamazares como un agustino con inclinaciones luteranas. Mariano Rajoy, como un carmelita descalzo sobre ascuas. José Blanco, Pepiño, es un perfecto canónigo-flauta de la catedral de Lugo. Zapatero, como un dominico recitando ejercicios espirituales con tono de bóveda y parándose en cada palabra. Los mítines de Card Rovida son de capuchino visionario y enardecido. Y Aznar, oh Aznar, ¿no suena el tío a jesuíta castrense o castrati?...

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