La joven italiana falleció mientras el Senado debatía un proyecto de ley para mantenerla con vida
La muerte de Eluana hace estéril la lucha del gobierno de Berlusconi
La mujer cumplía su tercer día sin alimentos ni hidratación en una clínica de Udine
efe | roma
Eluana Englaro, la mujer italiana que llevaba 17 años en estado vegetativo, falleció ayer a las 20.10 horas en el centro La Quiete, en Udine (norte de Italia), donde estaba ingresada, tres días después de que se interrumpiese el sistema de alimentación artificial que la mantenía con vida, según confirmó la presidenta del centro, Ines Domenicali. La muerte se produjo mientras en el Senado los políticos debatían sobre la suspensión de la alimentación que mantenía a la joven con vida, y que sería votada mañana. En medio de las discusiones, el presidente de la Cámara, Renato Schifani, fue informado de la muerte de la mujer, por lo que todos los senadores se han puesto en pie y guardado un minuto de silencio. Precisamente hoy, el neurólogo de la mujer había declarado que su estado físico era bueno, lo que se pensó podría dar un balón de oxígeno al Gobierno de Silvio Berlusconi, que tramitaba ante el Senado un proyecto de ley para intentar evitar la muerte de la joven.
Después Schifani expresó su solidaridad y cercanía con el padre, Giuseppe Englaro y dijo que «este es un momento de reflexión en el que todos, comenzando por los políticos, deben reflexionar sobre el derecho de la vida y la muerte».
El vicepresidente del grupo conservador en el Senado, Caetano Quagriello, tomó el micrófono y denunció que «Eluana no ha muerto, sino que ha sido asesinada» a lo que Ana Finnochiaro, del Partido Demócrata, le respondió que «continuaban haciendo el enésimo acto de carroña política sobre la muerte de Eluana».
La Cámara de Diputados también mantuvo un minuto de silencio por la muerte de Eluana que ayer y cumplía el tercer día sin alimentos ni hidratación en la clínica de Quiete. El ministro de Sanidad, Maurizo Sacconi, tras expresar su solidaridad con el padre de la joven instó al Senado a que apruebe el proyecto de ley «para que el sacrificio de Eluana no sea inútil».
El primer ministro Silvio Berlusconi expresó su profundo pesar por la muerte de Eluana y lamentó de que la acción del Gobierno no haya sido suficiente para salvarle la vida.
El padre de Eluana, Giuseppe Englaro fue informado de la muerte de su hija por el anestesista Amato de Monte y al conocerla, dijo: «sólo quiero estar solo».
El Vaticano, que ha realizado constantes, públicas y notorias presiones junto con la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) para que los médicos no desconectasen a Eluana, ha declarado tras conocer la muerte de la mujer «que Dios perdone a los responsables». En primera línea de la ofensiva se había implicado, por primera vez, el equipo de Gobierno del Papa, que además coincide con el sector más integrista de la Curia.