El ascenso de temperaturas en la Antártida podría alterar los ecosistemas
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La revista PloSONE publica un estudio del Instituto de Tecnología de Florida (Melbourne, Estados Unidos) en el que se afirma que el ascenso de temperatura en la Antártida podría alterar gravemente los ecosistemas marinos. Los científicos alertan de la llegada de cangrejos depredadores y de la grave alteración que esto supondría en las comunidades marinas autóctonas. Según Rich Aronson, director del estudio, sólo en estos ecosistemas las arañas marinas gigantes y las cochinillas marinas comparten el fondo del océano con peces que tienen proteínas anticongelantes en su sangre.
Cangrejos, peces, tiburones y rayas, especies que dominan las profundidades en las zonas tropicales y templadas, han estado alejados de la Antártida durante millones de años simplemente porque sus aguas eran demasiado frías para ellos. Sin embargo, esta situación está a punto de cambiar, ya que según el estudio, las poblaciones de cangrejo rey están viviendo en las aguas ligeramente más templadas y profundas. El aumento en el tráfico de barcos está introduciendo cangrejos invasores, ya que cuando descargan sus aguas sobrantes en el Antártico, las larvas marinas, procedentes de puntos tan alejados como el Ártico, se incorporan al ecosistema, añade Aronson.
Durante el trabajo, los investigadores recogieron fósiles en las costas de la Península Antártica y reconstruyeron los cambios en el clima antártico a partir de señales químicas conservadas en conchas de almejas. A medida que las temperaturas caían hace alrededor de 40 millones de años y los cangrejos y peces dejaban esas aguas, los depredadores de movimiento lento que siguieron allí no podían mantenerse con sus presas.
En el último medio siglo la temperatura de las aguas superficiales del occidente de la Península Antártica ha subido un grado centígrado, siendo de todos los océanos del planeta, las que más rápido se calientan. Si la invasión de los cangrejos tiene éxito devastará la fauna de la Antártida y alterará sus relaciones ecológicas, lo que sería una trágica pérdida para la biodiversidad en uno de los últimos lugares salvajes de la Tierra. A menos que se controle el tráfico de barcos y las emisiones de gases de efecto invernadero, el cambio climático arruinará las comunidades de la Antártida y convertirá el mundo en un lugar más triste y gris, aseguran los científicos.