Amansar la fiera

VIENDO que vienen las cosas jodidillas trayendo depre o cangurrio de cancamurria... toma, lee y escucha, porque así como hay libros para momentos malos, libros que consuelan o prestan luces, también hay músicas que son pomada para el alma cuando anda eufórica, cabreada o triste. Recuerda que el hombre inventó la música muchísimo antes que la letra... y que hay músicas para toda situación y ánimo: si se baila la boda, ha de ser con mucho chundarata; si hay que desgarrarse la pena, se va uno al cante jondo; si se canta la sobremesa, hay que berrar «A la luz del cigarro»; y si es momento de rezar, hay que ayudar a la fe de carbonero con la delgada voz de una novicia evaporada o con la flauta celeste de un armonium.

Por ejemplo, nadie ha definido mejor la música de Bach que el descreído y atormentado Emile Cioran, para quien la música barroca del Pelucas, don Johann Sebastian, era «una escalera de lágrimas que sube hasta el Cielo». Cioran debía subirla con mucho encandile, pero después descubría que el Cielo era un silencio muy aburrido y se bajaba cagando tariles al ruido contradictorio de la existencia, o sea, a la realidad estridente, que es lo que somos, en lo que nadamos y lo que nos complace, pues el silencio es lo peor, un portón a la soledad que nos espanta (no puedes prescindir de tus ruidos y ese día que se te estropeó la tele y quedó la casa muda, ¡qué mal lo pasaste, qué desasosiego!).

Conclusión: hay que rebozarse mucho en música para cruzar lo agrio de la vida. La música es crema contra la insolación del sol de injusticia; ¿por qué, si no, canta el pobre en su chabola o en su tragedia?...

Para estos casos, la farmacopea más completa está en la música clásica (unas gotas de Chopin en el oído curan la melancolía). También la canción ligera es un botiquín de urgencia: una balada es bálsamo para el mal de amores y una tonada marchosa contiene el miedo (quien canta su mal espanta).

Y si en la bondad de la música estamos todos de acuerdo, ¿por qué coños no es asignatura obligatoria en escuelas y centros?... Las naciones no cambiarán hasta que toda su gente sepa música o la entienda. Cantando a coro se aprende a concordar.

Vengan músicas... y quizá se amansen las fieras que nos anidan.