Diario de León
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Núñez
León

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LOS QUE HEMOS hecho la mili -”no como Zapatero y Aznar, eso está documentado, le digo a usted mi sargento y, si no, consulte la lista de reclutas excluídos en sus respectivas quintas por inútiles totales-” ni arqueamos la ceja ni se nos mueve un pelo del bigote al contemplar el desfile de nuestras tropas en el exterior, mayormente con el paso cambiado. Al Irak de Sadam Hussein, aquel marcial demócrata de uniforme, la madre que lo parió a él y a la madre de todas las batallas, fuimos en la retaguardia y salimos enseñándola bien alto. A Kosovo también nos llevó Aznar para defender a los moros de allí y zurrar al cabrito de Milosevich, otro demócrata de izquierdas aunque cristiano , y vamos a salir ahora avanzando de nuevo hacia la retaguardia, o sea marcha atrás. Nos atacaron los de Al Quaeda el 11-M -”según el juez Bermúdez, no yo, ojo-” y mandamos al Líbamo mil seiscientos soldaditos para defenderlos de los judíos, que son los únicos con un parlamento que merezca la pena por aquellos andurriales. En cuanto a Afganistán, la estrategia es separar al moro menos malo del moro peor, cuestión ésta que seguramente nos aclararán las próximas ofertas de burkas y otras modas exóticas de El Corte Inglés.

Para tropa bien informada la nuestra, mi sargento, si bien las retaguardias ya no son lo que eran. Los de la quinta del cincuenta y tres, por ejemplo, nos chupamos toda la polvareda de la Marcha Verde en el Sáhara y quienes teníamos prórrogas en Canarias. aprendimos de aquella mucho sobre política internacional. Por ejemplo, que los gringos estaban a favor de Hassan II y que había que hacer cuerpo a tierra en los fosfatos de Fos-Bu-Craa. Luego ya en Tenerife, con ciento y la madre de chapas de camello en la pechera, nos dieron la boleta y la recomendación de que no merecía la pena parapetarse tampoco contra los rusos. «Total, como vengan con la hostia de misiles», dejó ya dicho el dibujante Ivá en sus historias de la puta mili mientras recosía un botón de la chupa, «a ver a dónde apuntamos con el cetme».

A las escobas las carga el diablo, mi sargento, y no le apunta un servidor sino la ministra Chacón, taconera enhiesta con una retaguardia que no vez usted, a la cual, si la hubiera visto en sus tiempos un servidor de imaginaria, habría hecho con gusto más mili que el palo de la bandera. Lo juro por la patria. Otra cosa es que hoy día el ejército sea profesional y muy distinto de cuando a nosotros nos sorteaban para Ceuta o Melilla por trescientas pesetas de soldada al mes sacándonos del pueblo y gracias, mientras que éstos otros no paran de ver mundo con sueldos de la Otan y uniformes de camuflaje donde pone, por ejemplo, «Núñez, soldado raso de tercera porque no hay cuarta» o «Moratinos, coronel de tres mantecadas de ocho puntas», en alegre camaradería foto con foto periodística al lado de la Chacón. No sé cómo andará por Kosovo, Líbano o Afganistán lo de la limpieza de letrinas ahora que las mozas también se han apuntado al servicio militar, pero le digo a usted, mi sargento, que, como siguen siendo de momento menos que nosotros, tienen que estar más fregadas. En la mili un guarro y una guarra vienen a ser lo mismo, idea que desde aquí se cede gratis a la ministra de Igualdad, señora Bibiana Aido, para que firme otra cuña publicitaria con el eslogan Viva España.

Se ha cabreado el negro Obama con la rubia Chacón por sacar las tropas españolas de Kosovo en una partida o parto prematuro. Enseguida se ve que la ministra tampoco ha hecho la mili ni ha ligado con un marine. Cuando las cosas andan jodidas, con perdón, ni una cosa ni la otra sirven de nada, ni alegar ser sietemesino en diplomacia. Así que ha tenido que dar marcha atrás, aunque el que rompe aguas en serio, otra vez, sea Zapatero.

Hace ya muchos años que se puso de moda lo de que el macho asistiera a las paridas de la hembra haciendo un gran esfuerzo mental, porque de lo otro ya me contará usted, con el argumento de que luego lo que saliera reconocería más fácilmente al padre de la criatura. Oiga, pues en el parto de los montes kosovares parieron un ratón que no se parece en nada al general en jefe, ni a la vicegenerala María Teresa Fernández de la Vega -”ésta última por razones técnicas-” desde luego a Moratinos tampoco y convendría que le hicieran la prueba del ADN al presidente del Gobierno.

Positiva no va a dar, porque es imposible que le salga bien cualquier cosa a este chico, y si no que se lo pregunten a los tres millones y pico de parados, pero, por lo menos, sabríamos quién es el padre de este aborto, ay, Bibiana.

Mientras tanto, la próxima consigna del ministerio de Defensa podría ser «menos condones y más marcha atrás. Gobierno de España».

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