CORNADA DE LOBO | PEDRO GARCÍA TRAPIELLO
Dos... y más
BENDITA sea la tierra que se dibujó como heredad del hombre y maldita la que hiela el corazón por estar partida... bendito sea el puente que une dos orillas y malditos el muro y la alambrada, la distancia y la frontera... maldito ese estigma de las dos Españas que preside nuestra mesa y nuestra voz... maldito el que desbarató nuestro corro para convertirlo en filas paralelas que jamás se juntan... dos aceras desfilando, dos trincheras disparándose pólvoras o venablos... ¿nunca el «codo con codo, caña con caña, tú eres la reina de mis entrañas»?... maldita teoría del tú o yo... y maldita suerte la mía si he de aguardar tu muerte para sentirme más fuerte y vivir en paz algún día...
España sólo vivió pacificada unos pocos siglos porque le cupo la suerte y el fatum de que llegara de fuera una máquina de guerra con un solo código y una sola porra precedidos de un fasces muy fascistón con mucha caña y un lábaro que decía «Senatus Populus Que Romanus» para demostrar que no sólo se repartía estopa, sino también ciudadanía, garantías y derecho. Sólo así se pudo meter en cintura y escabechar un revolutum macedónico de iberos, celtas, fenicios, cartagineses, vacceos, cántabros, lusos, astures, sordones, ceretanos, andosinos, besgistanos, ausetanos, indigetes, castelani, lacetanos, elisices, layetanos, cossetanos, ilergetas, suessetanos, ilercavones, edetanos, contestanos, iacetanos, oretanos, bastetanos y turdetanos... pues estos son los pueblos, aunque no todos, que se repartían los interiores de la Hispania de hace veinticuatro siglos, pueblos ya descritos y diferenciados por los historiadores griegos y romanos que tuvieron necesariamente que admirarse ante la variedad y colorido de las fieras de este circo... y ante la bronca perpetua que reinaba entre ellos (recordarás que solamente entre astures había veintitantos clanes perreados, irreconciliables algunos, mucha nación propia cada cual).
Desde entonces, y más cuando Roma se pira, medio país se cree sometido por el otro medio o en revancha... es la verdad heladora de las dos Españas que consagran siete siglos de guerrera convivencia con lo moro... y así seguimos hoy, reagrupando todo en dos mundos, órbitas distintas, dos estilos... o dos credos... así que el lema del escudo nacional de cada uno no es «non plus ultra», sino «cágontudiós»...