Diario de León

El paisanaje

Ideas para no hablar de crisis

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Núñez
León

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EL GOBIERNO está perdiendo la iniciativa, si es que alguna vez la tuvo, en la lucha contra la crisis, si es que existe, así que ya no sabe qué inventar para que no se hable de la dichosa crisis. Cada mes y coincidiendo con la publicación de las estadísticas del paro se levanta una cortina de humo: cuando no es el recontraespionaje de la autonomía de Esperanza Aguirre a lo Mortadelo y Filemón son los trajes todo a cien del presidente fallero Camps para que huela a chamusquina, la retirada de Kosovo con el paso cambiado, otra ley del aborto o lo bueno que es Obama en vez del cabrito de Bush, etcétera. Y perdónese que no se rebobine más atrás de la famosa desaceleración económica porque la memoria historica de este antipatriota que suscribe no da más de sí ni trabajando de parado.

Lo del otro domingo fue proverbial, además de un síntoma de parálisis de neuronas entre los asesores de Moncloa. Estaba Zapatero en Viña del Mar, cono sur del chileno Valparaíso, bonito nombre a veinte mil kilómetros del Inem, para hacerse una foto con la tira de líderes mundiales «progresistas» y ya de paso con el vicepresidente gringo mister Biden cuando aquí Solbes tuvo que convocar a toda pastilla un consejo extraordinario de ministros para explicar que la situación de Caja Castilla-La Mancha era seria, tanto que no se podía esperar al lunes para inyectarle nueve mil millones de euros a la enferma (billón y medio de las antiguas pesetinas, oiga, cómo sería la fiebre de los ahorradores). Y, como servidor estaba viendo en vaqueros y alpargatas «El teniente Colombo», el que sólo tiene por patrimonio la gabardina y un coche de segunda mano, encendí el enésimo cigarro y le guiñe un ojo a mi señora como si fuera yo el protagonista de la serie televisiva: «aquí hay tomate».

Y tanto. Si, como pesquiso, la señora Colombo le limpia a su marido la chupa con la clásica técnica de «la mancha de la mora con otra verde se quita» este Gobierno no sabe mucho de lavar trapos sucios. La prueba es cómo van España y Colombo por Estados Unidos y el propio Zapatero sin salirse del barrio. He aquí algunas moras verdes pilladas al azar esta primavera, porque en el otoño madurarán, se pondrán negras como Obama y la cuestión es salir del paso.

Las del Ministerio de Asuntos Exteriores dan mucho juego, al menos mientras lo lleve Moratinos. Si salen bien, perfecto, y, si no, cojonudo como es lo más probable con este personaje, porque entonces no se hablará de otra cosa y la crisis estará olvidada: en la Alianza de Civilizaciones rompemos relaciones diplomáticas, con la prolífica parentela keniata de Oba ma papeles para todos y a Fidel, Hugo Chávez y Evo Morales les vendemos fragatas, pero sin culata. Éste último, además, nunca podrá tenerlas operativas, porque ni en Bolivia ni en Madrid hay playa. Respecto al G-20 y tal y cual se le dice a Botín: «tranquilo, macho, lo de las expropiaciones en Venezuela, Argentina y por ahí es una ronda que pagamos nosotros, Gobierno de España». En esta cuña publicitaria andamos ahora.

Más ministerios. Ya puestos, la vicepresidenta Fernández de la Vega podría proponer en un próximo concordato con el Vaticano secularizar a los obispos, metiéndose luego ella misma a monja para compensar. Ojo al cepillo, porque no vea usted lo que podría ahorrar el país en sotanas, por un lado, y en trajes de la moza por otro. Es mucha tela.

Referente a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído y su nueva ley del aborto, se propone ampliarla de las veinticuatro semanas a los dieciocho años, que es cuando más guerra empiezan a dar los hijos, eso cuando no te salen de casa hasta los cuarenta y te vuelven luego con un divorcio exprés.

Por último y respecto a León para que la crisis no salga en los periódicos debería insistirse en la supresión d el paso a nivel del Crucero, el Inteco virtual de las maquinicas Nintendo -”no lo entiende nadie-” y MP-3 y MP-4 o los que haga falta colocar, así como el AVE que nos prometieron para hace tres años, aunque hayan vuelto a llegar antes las cigüeñas.

Fin de la cuestión y aviso para colegas. Cuando uno era estudiante la primera lección que le dieron era sobre «el poder notarial de la información», según el cual «lo que no sale en el periódico no existe» y, si no, pregunte usted en la calle a vez si alguien se entera de algo. Entonces éramos «el cuarto poder», si bien algunos compañeros matizan ya que «el cuarto joder», porque todo lo que tocamos lo jodemos.

La realidad es que hoy no tienen garantizado un futuro rosa ni los jefes de prensa, que son de quita y pon. Se impone el marketing de la foto del poderoso y llegar a retratista de cámara para que el jefe salga en el cuadro.

Pero, ojo, a Goya con ser quien era, también lo despidieron.

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