Cosas de aquí | Luz, entre tanta sombra
De santos a penitentes
La Semana Santa del 2009 cuelga el madero con nuevos hermanos y cofrades apuntados a una pasión cíclica que se renueva alentada por la tradición y herencia de los mayores
redacción
Mario quiere ser mayor para taparse la cara con el capillo, tocar el tambor con los palitos y tener una trompeta. Ayer, llegó a casa de sus abuelos a comer y, tras días de incesantes procesiones, anunció que había visto a los Reyes Magos, al Niño Jesús y a la Virgen. Pero no estaba San José, apuntó sorprendido. Como no se ha ido el invierno y la primavera sólo es un pin de El Corte Inglés, enlazó Navidad con Semana Santa. ¡Qué jaleo! Normal, a la edad de ser santos a nadie se le ocurre que haya que hacer penitencia por nada, aunque algunos purgaran pecados que no serán capaces de sumar ni hasta los 18 años y acabaran dormidos en brazos de los mayores; arrastraran como toda cadena el imperdible del chupete; o se hicieran a un lado de la calle para llenar de color el Camino de la Luz con su mirada limpia