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A LA ÚLTIMA | CONSUELO SÁNCHEZ VICENTE

La cáscara y la nuez

Publicado por
CONSUELO SÁNCHEZ VICENTE
León

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EN LA PRESENTACIÓN del manifiesto del PSOE para las próximas elecciones europeas del 7 de junio, el presidente Rodríguez Zapatero ha adelantado los tres objetivos del cambio de Gobierno que ha efectuado esta Semana Santa y que el miércoles se propone explicar en el Congreso, a saber, que lo que ese «nuevo ritmo» del que tanto se habla persigue es acelerar el tránsito de la crisis a la recuperación, de la pérdida del empleo a la recuperación del empleo, y del diálogo social al acuerdo social. Difícil no estar de acuerdo con los tres, ¿verdad? ¿Dónde hay que firmar? La obsesión por frenar la destrucción de empleo que confesó ese día el presidente me atrevería a decir que es unánimemente compartida por los ciudadanos. Y que para lograrlo el Gobierno tiene que acometer «nuevas reformas económicas» y buscar la concertación con las comunidades autónomas, como apuntó, es una obviedad. Pero, ¡eso fue todo, amigos! A la espera de que el señor presidente del Gobierno tenga a bien concretar en el pleno del miércoles nos ha vuelto a dar la cáscara por la nuez, un nuevo discurso vacío.

Lo importante es que al diagnóstico del mal le siga la prescripción de la medicina adecuada para sanar al enfermo, sea dulce o amarga. Esto es lo que distingue al médico sabio del ignorante, y a veces hay que hacer cirugía. Pero, por desgracia, me parece que va a haber que darles la razón a quienes afirman que la verdadera obsesión de Zapatero es quedar bien con todo el mundo, sea cual se el precio. Mientras la destrucción de empleo se ceba con los más débiles y más desprotegidos y asoma las orejas en muchos hogares el peligro de exclusión social, el presidente sigue sin decir y nosotros seguimos sin saber qué piensa hacer para conseguir los objetivos que señala, ni en que consisten las reformas económicas de las que habla. La defensa que él mismo hizo ese día de su criticado Plan E me parece que pone sobre la pista de la auténtica herida. Como dijo, en mi opinión, las medidas económicas que ha adoptado el Gobierno necesitan tiempo para funcionar y «amortiguar» la destrucción de empleo. Pero, por desgracia la crisis parece ir para largo. Como él mismo añadió, la recesión general aún no ofrece señales claras de remisión, seguimos inmersos en la fase aguda de la crisis. Y lo que yo me pregunto es si los españoles podemos estar todo ese tiempo viéndolas venir, y cuánto tardará la legión creciente de parados en estallar.