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Diario de una aventura

Desde la tierra de los inuits

Estaremos solos con nuestros amigos esquimales avanzando por pasos de montaña, tundra, hielos, mares helados y temperaturas extremas de muchos grados bajo cero

Jesús Calleja, con Alain Nubert arriba y con unos perros abajo

Publicado por
León

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Hola amigos: estoy en Groenlandia, donde empezaré mi siguiente desafío. Groenlandia es casi tan grande como Europa, pero sólo viven 56.000 personas, no existen carreteras que conecten ninguna ciudad o pueblo. En realidad es una gran masa de hielo y nieve de sur a norte, es el lugar más radical que uno puede imaginar. Pero aquí se encuentran los auténticos cazadores árticos, los inuits. Gentes adaptadas como nadie a vivir en estas latitudes con temperaturas en invierno cercanas en ocasiones a los cincuenta grados bajo cero. Escribo esta crónica, en una aldea llamada Thule, después de necesitar algo más de tres días para llegar volando en un pequeño avión, teniendo que hacer paradas cada poco para cargar combustible y alcanzar este punto tan al norte que sólo estamos a 1.300 kilómetros de distancia del Polo Norte, más o menos como desde Málaga a Barcelona. En este pueblo de Thule remoto lugar viven unas seiscientas personas. Hace pocos años casi todo el mundo era cazador, pero desde que llegaron los tiempos modernos quedan pocos auténticos cazadores árticos. Han cambiado sus casas de piedra y turba o de hielo llamados también iglús por unas pequeñas casas de madera, construidas a base de subvenciones del gobierno danés, de quien depende Groenlandia como una región más de Dinamarca. Los inuits no están satisfechos perteneciendo a Dinamarca y ansían una independencia que posiblemente empezará a forjarse a partir del año 2012.

Nuestro desafío y objetivo es convencer a cuatro esquimales (que ya lo hemos conseguido) de los más expertos que aun se niegan a tanta modernidad y viajar de la manera tradicional a los lugares mágicos de caza. Nos dirigiremos al glaciar de Humboldt, que es el más grande del hemisferio norte y el segundo más grande del Planeta con cien kilómetros de frente, donde se encuentra una de las mayores concentraciones de osos polares. Por el camino que recorreremos íntegramente en trineos arrastrados por perros groenlandeses atravesaremos la tundra, el casquete polar llamado Inlandis y el mar helado. Todo, repito, con tiros de perros y trineos. Cazaremos focas para alimentarnos nosotros y los perros, y los inuits cazarán o al menos lo intentarán un buey azmilclero, dentro del cupo asignado para su supervivencia. Yo no soy cazador, y nadie de los que aquí estamos lo somos, pero tenemos que vivir y rodar la realidad de lo que aquí ocurre, y la caza para estas familias es imprescindible: es cuestión de supervivencia, no un deporte. En esta aventura estamos Emilio Valdés, amigo y cámara, María March, experta buceadora y aventurera, un amigo de Madrid llamado Miguel Herrero y nuestro experto ártico, Ramón Larramendi. Además, Ramón Larramendi y yo hemos alquilado dieciséis perros y un trineo, y queremos ser autosuficientes. Viviremos la experiencia de primera mano, y por lo que Ramón me dice es muy, pero que muy difícil controlar el trineo y los perros, pues entran de vez en cuando en un frenesí que se vuelven medio locos. Resultará una durísima prueba de supervivencia y la queremos vivir con todas las consecuencias. Ramón manejó estos perros hace quince años y dice que no es una tarea nada sencilla llevar un trineo que puede pesar más de 250 kilos de carga. Llevaremos fusiles para protegernos de los osos (no necesariamente hay que dispararles, sólo hacerlo al aire para ahuyentarlos), arpones para cazar focas y todos los pertrechos necesarios para esta aventura tan extraordinaria. Estaremos solos con nuestros amigos esquimales y nos lo curraremos bien duro, por pasos de montaña, tundra, hielos, pasos delicados, mares helados, temperaturas muy bajas de muchos grados bajo cero, y nos quedaremos a unos mil kilómetros del Polo Norte, en la llamada tierra de los nanok, que traducido es la tierra de lo osos polares. Será toda una gran aventura en pleno siglo XXI. Os la contaré puntualmente.

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