Los colores determinan la categoría y el uso al que se destinen las gafas
Las diferencias de colores entre las lentes de unas gafas y otras afectan únicamente a la parte visible de la luz y no, insistimos, a la protección UV. Hay, pues, diferentes categorías de gafas de sol según sea la intensidad de la luz visible que dejan pasar a su través: categoría 0, que corresponde a gafas más claras, adecuadas para la conducción, categorías 1, 2 y 3 adecuadas sólo para conducción diurna (¡no valen para conducir de noche!, aunque nos veamos guapísimos con ellas puestas) y categoría 4, de lentes más oscuras, inadecuada para todo tipo de conducción, ya sea esta nocturna o diurna. La categoría debe venir siempre especificada en las gafas. En cuanto a los colores de las gafas, hay diferencias entre unos y otros por la distorsión que ejercen sobre los colores que vemos con ellas: las gafas grises son las que producen menor distorsión, las más neutras, y son adecuadas para trabajos en el exterior; las amarillas proporcionan mayor contraste y profundidad de campo, y son útiles en ciertas patologías de retina y en baja visión, así como para conducción con niebla; las verdes producen distorsión media y son más apropiadas para hipermétropes; las marrones producen un atenuación de la luz, lo que proporciona mayor sensibilidad al contraste y van bien para practicar deportes en el exterior y para conducir, además de ser más apropiadas para miopes.
En cuanto a los materiales, es preferible que, si se practican actividades en las que las gafas puedan sufrir golpes, por seguridad, se utilicen materiales orgánicos, como el policarbonato, de gran resistencia al impacto. Si se van a utilizar las gafas en ambientes con mucha luz reflejada (agua, nieve), es recomendable que estas sean polarizadas, pues eliminan una buena parte de los reflejos, aunque hay que tener precaución con las pantallas de cuarzo líquido y otros displays, como los del salpicadero de los vehículos porque, al estar en muchas ocasiones polarizada también la luz que emiten, podríamos, dependiendo del ángulo con el que los miremos, no verlos en absoluto.
Las gafas de sol deben cumplir unos requisitos que están recogidos en la normativa europea: deben proteger de la radiación UV, deben ser indicadas para conducir (o indicar lo contrario), etc. Este único estándar de calidad europeo viene garantizado por la marca CE. Como, desafortunadamente, este marcado es muy fácil de imitar, y lo que te juegas es mucho, nuestra recomendación es que huyas del top manta y mercadillos y adquieras las gafas de sol en establecimientos autorizados y con asesoramiento de un profesional sanitario, como farmacias y ópticas.