Diario de León
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León

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Que paren ese carro que anda robando ríos... que se lo piensen dos veces los que pagan tres millo nes de euracos por matar al Bernesga antes de entrar en esta ciudad que tiene el cerebro acanalado como acequia o alcantarilla... que alguien diga algo... o que traigan a un jardinero japonés y escuchen su criterio, sus soluciones botánicas y espaciales...

Andan con mucha prisa por ejecutar con cargo al «planE» las obras de escollera paseante y escoñamiento general del lecho fluvial del Bernesga aguas arriba del puente de San Juan de Dios, tramo que aún conserva un cierto aire de lo mucho que fue y tuvo este paso de soto ya esquilmado en ambas márgenes. Corre ahí el río sobre lo que queda de su vieja pedrerona. La vegetación propia de chopo y sauceda en bardal tupido aplaca un tanto la visión del agobio urbano que se le echa encima. Curiosamente llaman «maleza» a este estertor verde que puebla y tupe sus orillas, a esta «bueneza» milagrosa que sigue permitiendo que la pajarada tenga su último albergue, que se sombree el andar del agua y de los peces, que se embosque en sus pozacas y cañizos la nutria (las hay), que crezca todo espontáneamente y sin la orden cuartelera de ingenieros o jardinerías municipales que ponen todo a desfilar en geometrías aberrantes que meten susto a la vista y suspenden el respiro de cualquier amante de la naturalidad... Todo eso lo van a matar y premian además el asesinato con una morterada insultante de dinero que bien podría (y debería) destinarse a otras urgencias productivas, a otros planes o futuros que claman al cielo cerrado (porque hasta los cielos abiertos están ya desguazados). El viejo soto será jardinete firulí y vulgarote, otro más, y el río se canalizará. Le robarán todas sus gravas y morrillos para que aplauda con las zapatillas la purrela ladrillera. Enterrarán todo un paisaje y le pondrán farolillas. Qué bien: descansen en paz rabiada todos nuestros escenarios infantiles de veranos con chapuzón en el pozo del Burrro o de la Chon, aquellas tardes cangrejeras y de bermejuela... y que resten en guerra perdida todos los recuerdos guapos.

Por cierto, ¿encargaron el preceptivo estudio de impacto ambiental de esta carísima majadería?... Ja, dijo el eco.

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