Reportaje | Yaritza Nicole Vargas
El camino a la felicidad, a tu elección
Las píldoras del bienestar son medicamentos que permiten superar problemas que reducen la calidad de vida, pero deben consumirse con control médico
Enrique García Huete, durante la entrevista.
¿Quiere lucir un tipo escultural sin privarse de nada? ¿Quiere acabar con la impotencia, la eyaculación precoz o ese exceso de sudor que a veces resulta tan incómodo? ¿Desea dormir a gusto y dejar descansar a su pareja poniendo fin a unos ronquidos que pueden llegar a ser motivo de divorcio? Existe la solución y, lo que es mejor, sin pasar por el quirófano. Como si se tratara de golosinas, el mercado ofrece las píldoras para el bienestar, un sin fin de pastillas de todas clases, colores y formatos que ofrecen mejorar la calidad de vida y, sobre todo, la autoestima de millones de personas.
El presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Venezuela, Ávalos Gutiérrez, asegura que «una pastilla pulveriza cualquier problema: seda el dolor, cura la tristeza, evapora el desánimo, elimina la angustia, reduce la timidez y desvanece miedos y fobias». Pero, ¡cuidado! Lo primero que hay que saber es que el uso de estos medicamentos debe estar recomendado por un profesional de la salud.
El jefe del Departamento Técnico del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, Santiago Cuéllar, argumenta que es imprescindible que los consumidores tengan en cuenta que estas píldoras «son medicamentos, no simples productos de consumo».