Cosas de aquí | Polémica social
Castigados sin «botellón»
Padres y educadores se plantean cómo poner coto a un grave problema social que nació de un estilo de vida y de un planteamiento de ocio1397124194
Beber, mejor varias copas, en la calle, con amigos y por pocos euros. Luego continuar la marcha en la discoteca. Es el modelo de ocio que, cada fin de semana, acompaña las noches de miles de jóvenes y adolescentes. La mitad de los menores llega a casa después de las dos de la madrugada y uno de cada diez, a la mañana siguiente. Los violentos altercados ocurridos en las fiestas de Pozuelo de Alarcón (Madrid), en un enfrentamiento con la policía que se saldó con diez agentes heridos y veinte alborotadores detenidos, siete de ellos menores, han llevado el debate político y social al fenómeno del botellón y ha tenido consecuencias inmediatas: prohibiciones y refuerzo policial. «Esta es una sociedad que busca soluciones mágicas e inmediatas a problemas que de repente te pegan en la cara», señala Ignacio Calderón, director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Pero no se aborda el problema, «habría que hacer un planteamiento más global y no sólo medidas puntuales si queremos que esto se arregle», subraya. El botellón no es de ayer, las prohibiciones no sirven y la cuestión argumenta es cómo llegar al fondo de un problema social, consecuencia de un estilo de vida, un planteamiento de ocio y una tolerancia ante el consumo de alcohol, tan instaurada, que es difícil de erradicar.
Alcohol, cannabis o cocaína colaboran a cumplir el objetivo de pasar cinco, seis o siete horas «divirtiéndose», añade Calderón. «Ha habido hechos impactantes en muchas ocasiones, que han generado una protesta social, de vecinos, suciedad, ruidos, violencia,... A los pocos días llega el silencio, se olvida y seguimos igual».
«Mientras las cosas estén dentro de un orden, todo el mundo está callado», agrega este experto. Se ignoran las consecuencias del consumo en accidentes de tráfico, problemas familiares, interpersonales, fracaso escolar o pérdida de oportunidades.
1397124194 Todos desbordados. «Esto se ha desbordado, pero se veía venir. Problemas con el alcohol en jóvenes y menores hay todos los fines de semana», indica el juez Emilio C alatayud, conocido por sus condenas ejemplarizantes, en muchos casos que los chavales limpien los residuos del botellón o vayan a los hospitales a ver las consecuencias de las borracheras. El consumo en la calle está castigado salvo en fiestas patronales o en espacios autorizados por los ayuntamientos. Este año, y hasta el pasado 31 de agosto, en la ciudad de Madrid la Policía Municipal había tramitado 36.643 denuncias, frente a las 45.574 de todo el año 2008. La sanción, 300 euros, disuade concentraciones masivas. El pago de la multa puede evitarse con la asistencia a una charla para desintoxicación, en la que se explican las medidas legales y las consecuencias sanitarias y sociales del consumo de alcohol y drogas. Divertirse, estar con amigos y el ahorro son las razones que empujan a los jóvenes a este tipo de consumo, que practica el 80,4% de los universitarios y el 67% de los escolares de 14 a 18 años, según un estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia dirigido. Los propios padres son conscientes de sus problemas de autoridad. Un 40% confiesa no manejar bien los conflictos de convivencia, según la FAD. En esa situación, piden mayor implicación de los educadores. Precisamente las autoridades han manifestado estos días su disposición a que las familias paguen las sanciones derivadas del vandalismo de sus hijos. «Lo establece la Ley del Menor», apunta el juez Calatayud. «Los padres respondemos de lo que hacen nuestros hijos aún cuando estén en la calle. En cuanto empiecen a imponerse multas y condenas a los padres, «ya se verá cómo son los primeros en decir: !Ojo!».