Reportaje | graciela currás garcía
Plantas que curan
La humanidad usó desde sus orígenes el mundo vegetal para curarse y, tras una época de olvido, la fitoterapia vuelve a las boticas con las garantías de la formación y control farmacéuticos
Detalle del botamen de la farmacia de La Vecilla, de la que es titular Gabriela Currás.
La discusión entre naturalistas y partidarios de productos químicos, de hecho, es muy antigua. Pero está claro que no por ser naturales, los remedios fitoterápicos son inocuos. Desde el punto de vista farmacéutico, los productos naturales, siempre que tengan actividad terapéutica, deben considerarse medicamentos. Y si tienen actividad farmacológica también tienen contraindicaciones y efectos secundarios.
De ahí la importancia de que la dispensación de estos productos se realice por personal experto y cualificado en las oficinas de farmacia. El farmacéutico, ante cualquier duda, va a remitir al paciente al médico.
La medicina oficial occidental del siglo XX, relegó en parte el empleo de plantas medicinales.
En otras culturas de África, América o Extremo Oriente han mantenido una medicina tradicional fiel a la eficacia de ciertas plantas para el tratamiento de la mayoría de las enfermedades comunes.
En los últimos años, principalmente a partir de la década de los 90, las plantas medicinales han vuelto a recuperar en Occidente el lugar que se merecen: son medicamentos y deben ser considerados como tal tanto por los profesionales sanitarios (médicos y farmacéuticos) como por la población.
Tanto los laboratorios como los investigadores han vuelto a demostrar interés por reconocer los principios activos y los mecanismos de acción que expliquen las propiedades terapéuticas de ciertas especies botánicas.
El impulso de la OMS. Además, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha dado un gran impulso a la fitoterapia. Así se crea una Oficina de Medicinas Tradicionales que, entre otras funciones, recomienda el desarrollo de la terapéutica basada en plantas medicinales y que ha elaborado documentos técnicos que sirven de guía al desarrollo de la fitoterapia dentro de la farmacología moderna. Destacan los documentos referentes al control de calidad (1992), a la investigación y evaluación de la seguridad y eficacia (WPRO, 1993), a la conservación (1993) y la selección de plantas medicinales (EMRO 1995), además de 60 monografías.
Para los farmacéuticos, las plantas medicinales deben pasar los mismos filtros farmacológicos que los productos de síntesis, para garantizar la autenticidad de sus virtudes terapéuticas.
Medicamentos. El considerar las plantas medicinales como medicamentos ha llevado al Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos a elaborar, renovándolo cada año, un Catálogo de Plantas Medicinales, en el que se especifican todas las especialidades y productos de fitoterapia que se dispensan en el canal farmacéutico .
Este Catálogo analiza la composición y actividad farmacológica de los distintos productos, basándose principalmente en las indicaciones de la «Comisión E», organismo de referencia por la fiabilidad de sus informes, ampliamente documentados y contrastados. Se incluye también la fitoterapia que se puede utilizar en condiciones especiales, como embarazo o lactancia.
Otro punto muy interesante que analiza son las interacciones de las plantas medicinales con otros medicamentos.
Atención farmacéutica. Como análisis final concluimos que el farmacéutico debe conocer las características y propiedades de las plantas y sus posibles efectos secundarios, a fin de realizar una buena labor sanitaria ante el paciente. También debe garantizar la seguridad, calidad y eficacia de los productos de fitoterapia que maneja.
No obstante, nunca debemos olvidarnos que se debe evaluar el problema que el paciente nos demanda, y ante la mínima sospecha de una patología mas grave tenemos que remitir al médico.