La vegetación de la cuenca del Torío

En los últimos tiempos está cobrando una creciente importancia a todos los niveles la conservación de la biodiversidad y su uso sostenible. Como consecuencia de ello se ha ido desarrollando una protección legal de la Naturaleza encaminada a tratar de garantizar la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad. Ahora bien, para conseguirlo debemos previamente conocerla y, posteriormente, disponer de instrumentos que nos permitan lograr ese objetivo. Y es en este marco en el que se incluye este trabajo de investigación, a través del estudio de la flora vascular y la vegetación de un territorio y su posible aplicación en política de conservación y ordenación territorial.

El territorio elegido por los autores de este artículo y de la investigación, doctores del área de Botánica de nuestra Universidad, fue la cuenca hidrográfica del río Torío. Se trata de una franja de territorio de 485 kilómetros cuadrados que se extiende, de sur a norte, desde la desembocadura del río Torío en el Bernesga, en Puente Castro, hasta el límite entre León y Asturias en el Puerto de Piedrafita, y que está configurado por el valle del río Torío y por una multitud de pequeños valles formados por arroyos y riachuelos más o menos perpendiculares al río Torío al que vierten sus aguas. Se pueden diferenciar dos zonas claramente distintas. Por un lado la mitad norte, montañosa, en la parte meridional de la Cordillera Cantábrica que se encuentra englobado en lo que se conoce como Montaña Central Leonesa; y por otro lado la mitad sur, sin apenas relieve, que se encuentra englobado en el denominado «borde norte de la cuenca del Duero».

Inventario. Así pues, el primer objetivo del trbajo fue realizar un inventario exhaustivo de la flora vascular del territorio obteniéndose un catálogo total para el territorio de 1.833 táxones -”especies-”, hasta el momento. De ellos, siete han sido descritos como nuevos para la ciencia y 59 resultaron novedades provinciales, siendo 22 también a nivel peninsular, regional y/o para la Cordillera Cantábrica. El siguiente paso fue el estudio destallado de las comunidades vegetales, reconociéndose 181 distintas. Se describieron siete nuevas asociaciones y subasociaciones y 33 variantes.

Una vez conocida la flora y la vegetación se caracterizó el territorio desde los puntos de vista bioclimático y biogeográfico. Posteriormente se analizó el territorio desde el punto de vista de la conservación; análisis que se centró en tres aspectos: conservación de especies vegetales (aportando listados de táxones protegidos e incluidos en las «listas rojas» y listados de flora endémica a distintos niveles); conservación de hábitats (aportando listados hábitats de interés comunitario para la UE); y conservación de espacios (analizando las figuras de protección de espacios que concurren en el territorio: Espacio Natural y LIC Hoces de Vegacervera, LIC Montaña Central de León y Reserva de la Biosfera de los Argüellos) y proponiendo enclaves merecedores de ser declarados Microrreservas de Flora en los que existen importantes poblaciones, en algunos casos las mejores o incluso casi únicas, de varias especies vegetales incluidas en Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León y la figura de protección denominada Microrreserva de Flora.

De todos estos estudios se pudo concluir que, en definitiva, el territorio presenta una gran diversidad florística y vegetacional, así como una gran importancia de cara a la conservación de la flora y la vegetación.