Gestión del territorio

El objetivo final era dar una aplicación más práctica de cara a la gestión del territorio ofreciendo una información de tipo cuantitativo que fuese lo más universal y comparable posible, que pueda ser útil en estudios de ordenación territorial, zonificación de espacios protegidos, elaboración de Planes de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN), Planes Rectores de Uso y Gestión (PRUG), Planes de Conservación, etc.

Así, se realizaron dos tipos de valoración de la vegetación: una del interés de conservación de la vegetación, que trata de valorar qué espacios del territorio tienen mayor o menor interés de cara a su conservación, y una valoración de la distancia a la potencialidad de la vegetación del territorio, con la que se pretende dar una visión del estado de conservación. Para valorar estado de conservación se aplicó el Índice de Distancia a la Potencialidad (IDP) de Penas y colaboradores, según el cual el estado de conservación de un territorio es óptimo cuando toda la vegetación está en su estado maduro. Para valorar el interés de conservación de la vegetación se aplicó el índice de factores intrínsecos y extrínsecos propuesto por Alonso Redondo. En él se valora el interés de conservación de las distintas comunidades vegetales en función de factores como Endemicidad, Rareza, Fragilidad, Vulnerabilidad, etc. En ambos casos se observó que las áreas protegidas obtienen mejores valores para ambos índices.

Por último, una vez realizadas estas valoraciones se elaboraron 5 mapas de valoración de la vegetación a partir del mapa de vegetación actual. En base al mapa de valoración del interés de conservación por isozonas se zonificó el territorio en cinco categorías (zonas de interés de conservación muy alto, alto, medio, bajo y muy bajo) y se realizan recomendaciones de usos para cada una de las zonas.